Linaje restaurado

3.Rose.

Me fui directo hacia la sala para desayunar con todos, Lissa había encontrado una habitación amplia y la decidió mandar acondicionar para que comiéramos todos juntos, todos los días y aún que la principio no estábamos de acuerdo con el tiempo de nos hizo buena idea.

Llegue y ahí estaba Lissa con Christian dándole de comer a André, aún lado estaba mi madre, Sydney, Adrian y Eddie que llegaron hace tres días al igual que mi madre, Jill, Mia, Sonya y Mikhail que igual nos acompañaban.

–¿Llegué tarde?–me pregunté a Christian mientras me sentaba a lado de Lissa.

–No–fue lo único que contestó.

–Abe llegará en la tarde– me dijo Lissa.

–Puedo con él–me serví cereal en un tazón.

–Tienes que ir por Angeline al aeropuerto por que no puede ingresar sin otro guardián de la Corte, nuevo método de seguridad–

–¿Qué clase de método es ese? Además, no podías esperar a arruinarme el día cuando terminara mi desayuno– hice una mueca. Si bien Angeline no me caía mal pero no era de mi total agrado con esa personalidad tan tosca que tenía pero por lo menos la había cambiado un poco.

–No puedo creer que te siga cayendo mal–dijo Sydney soltando una suave risa.

–Eso no le incumbe señorita Ivashkov–traté de que no dijera algo de más.

–¿Qué pasó?– preguntaron al unísono los demás.

–Nada–gruñí.

–Vamos prima, cuéntanos– dijo Adrian.

Cierto, prima, ya que él y Dimitri eran primos eso nos lo convertía a ambos también, aún que no tocamos nunca el tema fue un poco raro ya que fuimos novios pero después se nos hizo algo para bromear entre nosotros.

–¿Como va la universidad, Mia?– cambié de tema antes que alguien preguntara sobre lo que pasó entre Angeline y yo cuando su hermano Joshua me pidió matrimonio, algo con lo que le gustaba fastidiarme.

–Bien, los exámenes son entrando de vacaciones–

–Y algún novio por ahí–al decir esto Lissa me pateó.

–No, sigo soltera– hizo una mueca Mia.

–Vamos no todo es tener novio–la animó Adrian.

–Cierto–apoyé.

–Miren quien lo dice–rodó lo ojos.

–Tiene razón, no están en posición de opinar en eso– dijo Lissa.

–¿Y tu si?– alcé una ceja.

–Nos denigran prima– suspiró dramáticamente Adrian.

–Cierto primo–

–¿Nos van a decir la razón del primos?–preguntó Sonya.

–No–contestamos al unísono.