13.Dimitri.

188 18 0
                                    

Habían pasado pocos días desde que Roza y los otros partieron a Rusia para pasar las vacaciones y yo me quedaba un par de semanas para apoyar con la seguridad aquí en la Corte ya que varios moroi de todo el mundo venían para pasar las fiestas con sus familias y otros iban a lugares específicamente para que puedan vacacionar lejos pero con la certeza de que estarán seguros.

Caminaba con Hans, el capitán de lo guardianes y hoy en la mañana empezó dando órdenes a todos a diestra y siniestra, enojado y murmurando maldiciones.

-Belikov-me llamó-Quiero que revises el lado norte en de la Corte en el primer turno, en el segundo estarás del lado este-

-Pero el primer turno lo tiene el guardián Espinosa- dije recordando que no hace más de un rato le dio esa orden.

Maldijo de nuevo.-Esta época del año es mi menos favorita, la realeza yendo y viendo de fiestas, reuniones. Morois entrando y saliendo de la Corte, es todo un caos-

-Lo sé- asentí-Pero lo manejamos lo mejor que podemos-

-Estarás compartiendo guardia con la Guardiana Pretov-dijo anotando algo en una tabla.

-De acuerdo-fue lo único que dije y me dirijo hacia la sección de salones donde también estarían varios guardianes junto con Alberta.

(***)

Después de un largo día de trabajo y resolviendo un problema con una pelea en un bar entre dos Dashkov que involucró fuego todo fue medianamente bien en lo que se puede decir.

Llegué al apartamento y me di una ducha rápida para poder dormir lo suficiente aún que sin la presencia de Rose sería difícil, me acostumbre tanto a que gastara alguna broma o algo haciéndome reír por sus ocurrencias.
Recuerdo que un día quiso patinar dentro de la casa y se terminó torciendo un tobillo.

-¡Dimitri!-me gritó desde el cuarto, estaba haciendo blinis para desayunar porque qué me lo pidió.

-¿Si amor?- le pregunté devuelta.

-¿Has visto mis patines?- dijo a lo que oí también un sonido de algo golpeando el piso y una maldición en ruso.

Si tan solo Vika no le hubiera enseñado a maldecir en ruso.

-¿Estás bien?- le pregunté asomándome por la barra de la cocina.

-¡Si si!- dijo-¡No me respondiste camarada!-

-Rose-dije divertido-¿Para qué quieres tus patines?-

-¡Pues para patinar duh!-otro ruido de escuchó.

-¿Necesitas ayuda?-pregunté preocupado.

-¡No, estoy bien!- otra maldición-¡Olvídalo, los encontré!-

No oí nada en un rato y ya estaba sirviendo el desayuno cuando veo a Rose en patines como si nada, por el piso le costaba patinar así que se agarraba de las paredes cuando se iba a resbalar.

-Ta vas a caer-sacudí la cabeza-Deja de hacer tonterías-

-No estoy haciendo tonterías-fingió un tono enfadado-Tú eres un amarga...¡umph!-

Cuando voltee al oír que se caí estaba en el suelo de espaldas quejándose y se trataba de levantar pero fui hasta ella antes de que se cayera de nuevo.

-Creo que me torcí el tobillo-dijo con una mueca al mover el pie derecho.

Le quité el patín y después de comprobar que no era ninguna fractura y solo algo de hielo ayudaría, le quité el otro patín y le ayude a levantarse.

-No volveré a patinar en la casa-dijo sentándose para desayunar.

-No creí que te dieras por vencida- me reí.

-No te burles-dijo algo molesta pero pude ver el brillo de diversión en sus ojos.

-A la próxima hazlo fuera- le besé la frente.

-Y tu me acompañarás camarada-dijo decidida mordiendo su blini.

-No me convencerás tan fácilmente-sonreí.

-Ya lo verás-me robó un beso.

Un sonido en la puerta hizo que dejara mis pensamientos a un lado y abrí la entrada para ver quien era.

Me sorprendí al ver a Hans.

-Belikov-dijo serio-Vístete, iremos a Tarasov y no le comentes esto a nadie, en especial a la guardiana Hathaway y mucho menos a la reina-

-¿Qué pasa?- fruncí el ceño.

-Tasha Ozera escapó de prisión-

Linaje restauradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora