Capítulo IX

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De pronto sentía que caía en un vacío interminable, oscuridad y en caída libre que parecía ser una eternidad, sentía una brisa recorrer cada centímetro de mi piel, era un agujero que parecía no terminar nunca, por alguna razón fue gratificante, casi que placentero y desperté, una vez mas estaba en la celda infernal que había sido mi lugar seguro en el ultimo tiempo.

Solté un grito mas desgarrador que otra cosa, no sabia si podría soportar otra noche en el lugar pasando un frió endemoniado, no podía siquiera mantenerme despierta ya no tenia energías para algo tan simple como eso, una parte de mi tenia miedo de no salir viva de ese lugar, otro simplemente quería ceder frente a las cosas.

No, tenia que salir viva de esta mierda, tenia que continuar con vida, era lo mínimo que podía hacer, solo continuar respirando. Si dormir era la solucion mas rápida de hacer que el tiempo pasara rápido entones la tomaría el problema: me daba miedo dormir.

Debió pasar lo que para mi fue un día entero «cuando realmente fueron 4 o 5 horas» ustedes ya saben que mi percepción del tiempo es como el reverendo ojete, cuando Graham apareció y me quitó esas odiosas esposas, me tomó con delicadeza para levantarme del suelo y llevarme a otra parte.

Era esa especie de habitación que había, en la que había estado tantas veces antes o quizá no tantas eso teniendo en cuenta la situación en la que estábamos si eran bastantes, el me sentó en una de las sillas, mi espalda no soportaba la posición, sentía que mi peso corporal era demasiado para mi.

— Intenta comer algo — Si lo decía un poco más bajo lo más probable es que no le hubiese escuchado.

Pero en ese momento intentar comer algo hacía que el estómago se me revolviera, que me dieran nauseas independiente de si hubiera comido algo o no, me quede mirando a Graham que se movía con una leve cojera por el lugar.

— Estas agotando la paciencia del jefe, tienes que dejar de intentarlo, esta gente esa dispuesta a dispararte a penas pongas un pie fuera de esta lugar — yo lo mire.

— Lo voy a matar, apenas ponga un pie fuera de este lugar de verdad que lo voy a buscar y lo voy  a matar — le dije convencida de que eso haría.

— En ese caso te deseo lo mejor, pero no creo que te resulte tan fácil.

— ¿Porque lo dices?

— Créeme no lo quieres saber, ahora come, si lo quieres matar cuando salgas de este lugar entonces tienes que mantenerte en pie como mínimo y eso es lo único que no estas haciendo — yo solté un bufido pero Graham me puso mala cara — ¿Como están tus manos?

— Esta la estoy dejando de sentir, apenas puedo mover los dedos — Le dije extendiéndole la mano derecha.

— Eso pasa cuando te aprietan mucho las esposas — el tomo mi mano con delicadeza y cuando sus dedos rozaron mis muñecas por instinto intente alejarme de el, sabia que Graham no me haría nada pero esa zona la tenia horriblemente sensible y adolorida.

Ninguno de los dos dijo nada por un buen rato, el me inspeccionaba y me limpiaba la sangre seca que tenia en el cuerpo con toda la delicadeza que existía, hasta que en un momento se quedo completamente quieto y me hizo un gesto para que me quedara callada, se escucharon pasos rápidos afuera, gente moviéndose de un lado para otro y metiendo una cantidad de ruido considerable por lo que fue la siguiente media hora, cuando ya no hubo mas ruido Graham me miro.

— Tienes que irte — me dijo tomándome por el brazo para que me moviera.

— Espera no, no quiero volver a ese lugar — le hable al borde de las lagrimas, sentía que si volvía a esa celda me volvería loca — por favor Graham no quiero de verdad que no — le rogue pero ni modo de convencerle, el me saco del lugar tomándome por el brazo.

Las Madres de la MafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora