Capítulo XXVIII

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*P. O. V. Adelina*

Lara embarazada era un caso, no había modo de describirlo, si algo le había dicho apenas empezamos con todo esto del embarazo era que yo no me iba a prestar para cumplirle los antojos a las dos o tres de la mañana pues yo a esa hora quería dormir y prefería aprovechar de dormir antes de que el bebé naciera porque luego de eso lo más probable es que no durmiéramos por los siguientes 6 o 12 meses.

Era uno de esos días en los que trabajaba desde la oficina y estaba llegando tarde a la casa tipo 10 casi 11 de la noche, cuando llegue vi a Lara sentada en el suelo de la sala de estar viendo televisión.

Lara pensaba que el hecho de estar embarazada le daba el derecho de hacer lo que ella quisiera y por eso mismo se podía quedar horas y horas sentada viendo la televisión, la verdad es que no se que es lo que tanto veía pero de todos modos algo encontraba que la mantuviera ocupada.

— Hey — le llame la atención desde la puerta en un tono delicado — ¿Cómo estás? — Lara llevaba casi dos meses de embarazo y habíamos llegado a la conclusión de que decírselo a los niños cuando llevará cerca de tres y sus hormonas se regularán un poco, ella me miró y sonrío.

— Me duele un poco la espalda pero fuera de eso, mucho mejor ahora que te veo — se levanto del suelo y se acercó a mi para darme un beso rápido — Los niños están durmiendo y tu tienes cara de cansada — asentí con la cabeza — A la cama yo voy en un par de segundos.

No dude en hacer lo que me dijo que hiciera, lo primero que hice fue ponerme pijama y estaba tan cansada que ni pensé en meterme a la ducha, me metí en la cama y me estaba tapando con las mantas cuando ella llego a meterse a la cama, me quede mirándola un momento.

— Abrázame — Le susurré.

Ella no dudo en hacer lo que le pedía, me había acostumbrado a que Lara me abrazara para dormir y no les mentía si les decía que disfrutaba de eso, en algún momento de la noche Lara se levanto al baño, la principio no le di mucha importancia pero cuando noté que llevaba un buen rato en el baño y que parecía que no saldría luego, fue entonces cuando decidí levantarme de la cama, entre al baño al notar que la puerta de este estaba entreabierta, intenté no meter mucho ruido y vi que Lara tenía la linterna de su celular en el suelo apuntando al techo y ella estaba sentada en la ducha con una playera considerablemente delgada, que era todo lo que llevaba puesto, se tapo la cara con las manos y se escuchaba la respiración agitada de Lara haciendo eco en el lugar.

— Te desperté — susurró casi inaudible y sin mirarme, ahora que tenía la certeza de que ella sabía que estaba en el lugar intenté acercarme a ella — No te acerques — Al escuchar eso me quede quieta en el lugar, ella seguía escondiendo su rostro entre sus manos y yo no entendía en absoluto que es lo que pasaba.

— Amor háblame — Prácticamente le rogué en un susurro y ella me miro, tenía los ojos rojos seguramente de haber estado llorando.

— Yo no... no... no... no se que... que paso — tartamudeo y por instinto intenté acercarme mas a ella — Duele — Susurró en un tono de voz acuoso.

Me acerqué a Lara con cuidado y cuando estuve lo suficientemente cerca me senté en el suelo, extendí mi mano con delicadeza y le hice cariño en el rostro con gentileza, Lara apoyo su rostro contra mi mano, no quería decir nada, tenía miedo de decir algo así que espere que fuera ella quien hablara primero.

Las Madres de la MafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora