Capítulo III

518 41 3
                                    

La jornada laboral del día Martes había terminado hace un par de horas ya así que me dispuse a irme, tome mis cosas y camine al ascensor para bajar al estacionamiento subterráneo que tenia la empresa, acababa de bajarme del ascensor cuando mi celular sonó, saque mi celular del bolsillo de mi pantalón y mire la pantalla de mi celular y era Adelina

— ¿Vienes a la casa? — me pregunto y yo sonreí como idiota al escuchar su voz.

— En camino princesa — le dije sonriendo y caminando al auto.

— Te espero — me dijo y yo asentí con la cabeza — Sabes que hay cosas que no puedo hacer por Diane — la escuche decir y yo me reí levemente ante el comentario.

— Bien, te veo en un rato más — le dije para cortar la llamada, Abrí el portamaletas del auto y deje mis cosas hay, estaba por subirme al auto cuando una persona se acerco a mi.

— Hola, buenas tarde estoy buscando la entrada al edificio — dijo la chica y yo la mire.

— Por allá — le dije señalando en dirección al ascensor.

— ¿Le molesta si me acompaña? — me pregunto la chica y yo lo pensé un momento, no me tomaría mas de 5 minutos ir a dejarla al ascensor de todos modos, así que cerré la puerta del auto y deje las llaves sobre el techo del auto como se me venia haciendo costumbre los últimos días y como tanto Adelina me había regañado por eso.

— Para nada, es por aquí — le dije y me encamine a la puerta seguida por la chica.

Cuando estaba por llegar a la puerta del ascensor sentí un golpe en la espalda que me hizo perder el equilibrio y luego sentí otro golpe en la cabeza, termine por quedar inconsciente cuando mi cabeza prácticamente reboto contra el pavimento del estacionamiento, volví sobre mi porque le había dicho a Adelina que iba a volver a la casa en poco rato, pero cuando estuve completamente consiente sentí todo el peso de mi cuerpo colgar de mis muñecas, tenia una bolsa de tela negra en la cabeza que me impedía ver, pero si estaba mas que segura de que mis pies no tocaban el suelo, escuche que alguien entro al lugar y me quitaron la bolsa de tela que tenia en la cabeza, habían 4 persona en el lugar, un señor que no debía tener mas de 40 años y 3 personas de unos 20 o 25 años.

— Dinos que sabes sobre el proyecto Zro99 y te dejamos ir — dijo el señor mas viejo.

— No se de que hablan — le dije y mire el suelo para confirma mi sospecha de que me tenían colgando de algo y en ese preciso momento caí en cuenta de que la única cosa que llevaba puesta eran una bragas y el sujetador deportivo.

— Habla — dijo el señor pero me quede callada, no tenia nada que decir por que no sabia de que hablaba — Intentémoslo otra vez, nos vas a decir que sabes del proyecto Zro99 — dijo mientras se acercaba a mi y me tomaba el rostro con brusquedad obligándome a mirarlo.

— No se nada — le dije mientras buscaba una forma fe salir de hay.

— Borja, ya sabes que hacer — dijo otra vez el hombre.

El chico que respondía a este nombre tomo un balde y me tiro encima el contenido que estaba segura de que no era agua pues apestaba asqueroso y peor aún estaba helada, el señor se quedo esperando que dijera algo pero no tenia nada que decir, ni siquiera sabia que es lo que quería saber o porque estaba yo en ese lugar, al ver que no decía nada se acerco a una mesa para tomar algo y se movió por el lugar mientras me miraba hasta lo perdí de mi campo de visión, es decir, estaba detrás de mi.

— Me vas a decir que es lo que sabes o te ira realmente mal — me dijo de forma amenazante.

— En serio no se de que hablas, tengo una familia de la que hacerme cargo, por favor déjame ir — le dije al borde de la desesperación pues no sabia que es lo que me podía hacer el sujeto.

Las Madres de la MafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora