Capítulo XXIX

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*P.O.V. Adelina*

Lara ella había pasado cerca de un año sin salir de la casa, ni por muy importante que fuera la cosa ella no salió de la casa ningún momento ni aún que fuera un asunto de vida o muerte, así que estamos en la siguiente situación, yo tenía que llevar los niños a la escuela, ayudar con las cosas del supermercado y todo aquello que estuviese relacionado con el mundo exterior mientras que Lara se ocupaba las cosas de la casa, habíamos llegado ese acuerdo de lo que era lo ideal.

En el año que Lara había pasado en la casa no había forma de que Dante se separa de ella, no, ni modo, es más habíamos vuelto a eso de que Dante durmiera dentro de la casa y no solo eso si no que en nuestra cama, él dormía entre Lara y yo, no me molestaba, no me molestaba y mientras más me lo repetía menos me convencía de ese hecho, solté un suspiro y me pase las nomas por la cara para luego levantarme de la silla ¿Saben lo incomodo que era el hecho de dormir con un perro entre Lara y yo? Era horrible, pero si intentaba bajarlo de la cama el animal se ponía a llorar o a ladrar

Estaba en la oficina, dentro de un par de horas me tocaría ir a buscar a los niños a la escuela y gracias a eso había empezado a pasar la mitad del día en la oficina y la otra mitad del día en la casa, ¿Era agotador? sí, porque cuando estaba en la oficina me ponían todas las reuniones juntas, me explotaban en la oficina, abusaban del hecho de que me tenían medio día en el trabajo y eso me daba unas migrañas horribles, salí de la oficina y mire a Samantha.

- Oye ¿puedes ir a buscarme algo para las migrañas? - le pregunté y ella me quedó mirando para luego abrir el cajón de su escritorio para sacar un remedio - Gracias, eres un amor - me acerqué para tomar el remedio.

- Deberías ir al médico por eso - yo negué con la cabeza no tenía tiempo para médicos, doctores o lo que fuera - ¿Cómo esta Lara? hace tiempo que no la veo - me lleve la mano al puente de la nariz esperando que eso hiciera que se me quitara un poco el dolor al ejercer presión y luego solté un suspiro.

- Ella... no sabría decírtelo, físicamente está bien, pero, psicológicamente essss... no está en su mejor momento - Samantha me quedo mirando para luego asentir levemente con la cabeza,

- Tu ¿Cómo estas con eso? sé que Lara es muy ella para sus cosas y puede ser agotador y te lo digo yo que la veía un par de veces a la semana solamente no quiero ni pensar como es vivir con ella, no lo digo en el mal modo es solo que, no sé si es que transmite o tiene una forma muy rara de afrontar las cosas - yo solo sonreí mientras me reía de forma nerviosa ¿Yo? estaba de maravilla, estaba más que bien.

- Bien, considerablemente bien - Eh ahí la mentira más grande y que más veces había repetido en mi vida, con una sonrisa practicada en el rostro mientras miraba a Samantha - Tu esposo ¿Cómo esta? - pregunte cambiando el tema de conversación, siempre funcionaba con Samantha, era mi vía de escape, si bien ella podía pasar media hora hablando de lo maravilloso que era su esposo y no me mal interpreten estaba feliz de que se hubiese casado, conmigo se limitaba mucho más de lo que se podía limitar con Lara o cualquier otra persona y tenía dos teorías primero porque era su jefa y segundo porque estábamos en el trabajo.

- Esta enojado - Y lo dijo con tanta tranquilidad que la envidie, yo nunca podría hacer eso, nunca sería capaz de decir que Lara estaba enojada con esa tranquilidad y salir a trabajar como si no ocurriera nada - Él quiere hijos, yo quiero esperar un tiempo más - me reí, no podía ser aún recuerdo la conversación que habíamos tenido con Lara cuando intento convencerme de tener más hijos - Oye no es gracioso.

- Claro que lo es - ella negó con la cabeza dándome a entender que no entendía que era lo gracioso y yo me apoyé en el marco de la puerta de mi oficina con el hombro para mirarla - realmente creí que era algo como... No sé más importante y no se puede enojar por eso, tampoco es que va a ser el quien se embarace eso y te necesito en la oficina por lo menos un mes más si es que todo sale bien con eso de los laboratorios.

Las Madres de la MafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora