Capítulo XXX

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Vi a Ad salir de la casa de mis padres y sentarse a mi lado mientras yo fumaba, ella venía recién despertando y una parte de mi creyó que alcanzaría a fumar, ducharme, cambiarme ropa y lavarme los dientes antes de ella se despertara, pero no, no me dio el tiempo necesario para hacer todas esas cosas.

— ¿Los niños? — preguntó aún media somnolienta y yo apague el cigarrillo.

— Mi madre los saco de la casa — era otra de las razones por las que había decidió que fumar en ese momento era ideal, a Ad no le gustaba que fumara y mucho menos con los niños cerca y lo había evitado todo lo que había podido más que nada porque en la casa no tenía cigarrillos y mi yo de veintitantos si sabía esconder cosas en la casa de mis padres, Ad me extendió la mano y yo le pasé la cajetilla de cigarrillos junto con el encendedor— Están vencidos.

— No deberías fumar si es que quieres tener más hijos — se refregó la cara y luego me miró apenas abriendo los ojos — ¿Qué hora es?

— Van a ser las 11 — ella asintió con cabeza mientras fruncía el ceño.

— Mi alarma no sonó.

— Estuvo como 10 minutos sonando mi vida — soltó una maldición y apoyó su cabeza en mi hombro.

— ¿Realmente quieres tener más hijos? — preguntó y yo miré el jardín.

— Es un quiero intentarlo, mi vida se puso en pausa cuando perdí el embarazo y quedamos en que íbamos a tener 3 hijos — me miró.

— Podemos adoptar — El comentario por algún motivo me hizo sentir mal, es como si de pronto Ad no confiara en el hecho de que era totalmente capaz de llevar un embarazo con normalidad, solté un suspiro y me levanté de donde estaba sentada para entrar a la casa.

Vaya forma de jugar con mis emociones, realmente creí que Ad me apoyaría con eso pero estaba claro que su respuesta era un rotundo no o al menos eso me había dado a entender ella, subí las escaleras para poder ir a darme una ducha después todo mi estado anímico lo necesitaba, por algún motivo me sentí tranquila cuando Ad entro al baño tocando la puerta una vez yo ya estuve metida completamente en la ducha. Me quedo mirando como si de pronto quisiera decirme algo pero no dijo nada, solo se acercó y bajo la tapa del inodoro para sentarse y continuar mirándome, no saben lo nerviosa que me ponía el tenerla de ese modo, hasta que finalmente se decidió por decir algo.

— Si quiero tener hijos, que quede claro, pero quiero estar segura de que estamos en la misma pagina, el embarazo no es sencillo y mucho menos lo seria cuidar de ti con tantas hormonas, esto no va a ser lo mismo que antes por eso quiero estar segura de si realmente quieres esto, si me dices que si te voy a apoyar pero una vez comencemos con eso no hay vuelta atrás ¿Vale? — asentí con la cabeza — Piénsalo bien porque no es una decisión para tomar a la ligera — Ella se levanto y salió del baño.

Pero tenia razón, últimamente Ad siempre tenia razón, no era algo para tomar a la ligera y tampoco estaba tan segura de si podría pasar por lo mismo otra vez, tampoco estaba del todo segura de si mi matrimonio podría soportar pasar por una posible pérdida otra vez, primero tenía que empezar a arreglar las cosas con Ad antes de pensar en tener más hijos, era lo más lógico después de todo, tal vez las cosas con Adelina habían llegado al punto en el que... Se me ocurrió una idea, me termine de duchar con rapidez para que no se me olvidara y prácticamente salir corriendo de la ducha para secarme y ponerme lo primero que encontré y finalmente buscar mi celular, para esto necesitaría la ayuda de Ronald, busque su número en mi celular y esperé que contestara mientras me refregaba el cabello con una toalla para secarlo un poco.

— Roni ¿Cómo estas? — Pregunté apenas contestó el teléfono y no pude evitar sonreír al decirle "Roni", era mi forma de decirle que quería pedirle algo.

Las Madres de la MafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora