Capítulo XXXVI: Graham

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*P. O. V. Graham*

Estaba en receso con mis amigos sentados en una mesa en el jardín de la escuela hablando de una supuesta fiesta que quería dar Javier ya que sus padres iban a viajar en unos días más y fue entonces cuando ellos miraron a alguien que estaba justo detrás de mi.

— No sabía que tu hermana estaba invitada a la conversación — Dijo Javier sonriendo y yo me giré para ver a Jules que se acercaba a nosotros — de haberlo sabido me hubiese puesto perfume — miré Javier.

— Con mi hermana no se meten, que les quede claro a los dos — saque mi tono amenazante y apenas terminaba de decir la frase Jules se sentó a mi lado.

— ¿Me prestas tu tarjeta? Mamá me quitó la mía — yo la miré y ella me dio una sonrisa breve y forzada.

— ¿Qué gano yo? — me dispuse a negociar con ella.

— Que tu querida hermana no se desmaye de hambre durante la práctica — nos miramos y yo miré mi reloj apenas eran las 11 de la mañana.
Mamá y modir me habían regalado un reloj analógico de muñeca cuando había cumplido los 14 años (Al igual que Eska) y la verdad es que me había salvado muchas veces de llegar tarde a alguna parte, era negro completamente y las puntas de las manecillas del reloj resaltaban en azul.

— ¿Por qué no vas a la oficina de modir y le sacas comida? Siempre tiene comida en la oficina y queda como a 5 minutos caminando — le comenté y escuché unas risas provenientes de mis amigos a lo que yo hice un gesto para que se callaran.

— ¿Patatas fritas? Necesito comer algo más contundente.

— Pídele dinero a modir — ella rodó los ojos — o pídele a mamá que te devuelva la tarjeta — nos quedamos en silencio.

— Sabes como es mamá para esas cosas — dijo finalmente, si le habían quitado la tarjeta es porque algo había hecho Jules y para que se la hubiese quitado mamá entonces quizá que estupidez había hecho.

— No pierdes nada intentado.

— Oh vamos Gray solo un par de minutos, sabes que no me gusta pedirle dinero a modir ni a mamá — ella desvió la mirada mientras golpeteaba sus dedos contra la mesa de forma rítmica, si no se calmaba un poco nos iba a ir mal.

— Solo porque tienes práctica y me la devuelves para el almuerzo — saqué mi billetera para pasársela.

— Iré a dejarle unos papeles a modir luego...

— Bien, pásasela a ella, no confío mucho ti como para que te hagas cargo de mi tarjeta — ella tomó el dichoso objeto y se levantó de donde estaba sentada.

— Gracias, eres el mejor hermano ¿Misma clave? — asentí con la cabeza. Jules me dio un beso en la mejilla y antes de que se fuera la tomé por el brazo.

— Tranquilízate un poco ¿Va? — ella asintió con la cabeza y se fue, me quede mirando a Jules hasta que salió de mi campo de visión para luego volver a la conversación.

— ¿Tu hermana tiene algo contra nosotros? Cada que me ve me ignora — hablo Javier y yo me reí.

— ¿Estas dolido porque Jules Gregson te ignora? — le pregunté, si Jules era Gregson y yo era Arias, eran decisiones que habían tomado nuestras mamás cuando habíamos nacido pero sinceramente no nos complicaba en absolutamente nada.

— Vamos Vier, que ridículo eres, Jules nunca te va a prestar atención ya acéptalo — esta vez fue Santiago quien hablo — A todo esto ¿Quién es modir? — preguntó cambiando el tema de conversación.

— Mi madre — comenté con simpleza.

— Espera ¿Tienes dos madres? — volvió a preguntar Santiago y yo asentí con la cabeza, el chico era nuevo en la escuela quizá no tan nuevo pero lo habían transferido hacer unos 3 o 4 meses y la verdad es que nos habíamos llevado bien desde el principio.

Las Madres de la MafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora