Capítulo 34

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Querido diario:

Tengo que contarte que estoy con una duda que me mata, y Seiya aunque no lo dice, está igual, lo sé.

Desde aquel día en que Haruka irrumpió en el casa, tengo esta sensación de que la verdad está frente a nosotros, pero quiero ser prudente y no hacerme ilusiones de algo que a lo mejor no sea verdad.

- Seiya ¿puedo hablar contigo? - me acerqué a él, estaba sentado en el comedor desayunando.

- ¿Qué pasa Bombón? - estiró su mano para que la tomara, lo hice y me jaló hacia él para sentarme en sus piernas.

- Quiero preguntarte algo... - dije dudosa.

- Adelante.

- Bueno ¿cómo te lo digo? - me mordí el labio, no quería que lo tomara a mal de cualquier manera.

- ¿Estás pensando en lo que dijo Haruka? - posó su dedo índice sobre mi labio para dejara de morderlo.

- Sí... ¿y si es verdad? ¿y si sólo es una trampa de Michiru?

- También lo he estado pensando, pero por el momento no podemos hacer nada.

- Ya sé que no hablamos mucho del tema, pero supongo que llevas las cuentas...

- ¿Las cuentas?

- Sí, de la última vez que estuviste con ella... debe de coincidir con su tiempo de embarazo...

- Pues... no sé... creo que sí...

- Crees que sí ¿qué? - me puse de pie.

- Pues bueno, eso de sus días fértiles y eso no tengo idea, pero creo que si coincide con el tiempo...

- ¿Lo crees? - dije anonada y gire los ojos.

Me alejé de él y fui en busca de un calendario, volví y lo puse frente a él.

- ¿Qué haces?

- Veamos... - comencé a ojear - ¿Cuánto tiempo tiene? - pregunté.

- Seis meses.

- ¿En que semana va según el Doctor?

- hum... veintitrés creo que dijo... - me observaba con detenimiento.

- Ok. - me fui la misma cantidad de semana atrás - eso nos lleva aquí- apunte en una fecha.

Él se estiró para ver dónde yo señalaba.

- En estos días debiste de haber estado con ella ¿lo recuerdas?

Frunció el ceño. Primero me vio y luego al calendario. Lo analizó unos segundos y luego abrió mucho los ojos.

- ¿Estás segura de lo que dices? - se puso de pie rápidamente y comenzó a andar por el pasillo.

- Pues cien por ciento no porque no soy ginecóloga, pero sí un noventa por ciento ¿Qué pasa? - una luz de esperanza brilló dentro de mí.

- ¡Pues que si son reales tus cuentas, yo no soy el padre! - no sé si su voz denotaba júbilo, furia, sorpresa, incomprensión, incredulidad y también mucha felicidad.

- ¿De verdad? - mi mandíbula cayó hasta el piso - ¿No estuviste con ella en ese tiempo? - también me puse de pie.

- ¡No!- volvió hacia el calendario - mira - señaló una fecha- ese día fue la última vez y...- guardó silencio.

- No te preocupes, dímelo. - aseguré.

Se aclaró la garganta.

-Y lo recuerdo porque ese día le pedí matrimonio. Después de eso no volvimos a estar juntos.

- ¿Estás seguro?

-Sí...

- Pues si quieres podemos ir a ver a mi ginecólogo y confirmar las fechas... pero estoy casi segura de que si estuviste con ella en este tiempo - redondeé con el dedo una semana completa - el bebé no puede de ser tuyo.

- Esta bien, iremos... y si corrobora nuestras sospechas, te juro que ¡Michiru me va a escuchar!

- Bien, tranquilicémonos... - inhalé y exhalé precipitadamente, me embargaba la emoción de que fuera verdad lo que creíamos - haré una cita.

Te imaginarás como estábamos cuando cinco horas más tarde llegamos al consultorio de mi ginecólogo. ¡Ansiosos!

Entramos y le explicamos las dudas que teníamos y él muy atento nos escuchó, luego comenzó a hablar:

- Por las fechas que manejan y las semanas que tiene de embarazo la mujer que mencionan, estoy casi seguro que usted no es el padre... - al terminar la frase sentí que había dejado de respirar.

- ¿Casi? - preguntó Seiya.

- Bueno para un cien por ciento necesitaríamos un prueba de ADN, pero creo que eso solo confirmaría lo que les acabo de decir, miren - nos señaló una tabla - la concepción se debió de haber dado en este momento de acuerdo a más veintitrés semanas que tiene, si usted fuera el padre debería de tener veinticinco, y a menos que el ginecólogo que la atiende se haya equivocado, cosa que dudo, usted no es el padre.

Ambos nos quedamos pasmados. Bueno yo más que pasmada súper mega emocionada. El bebé no era suyo.

¡Maldita Michiru!

El Diario de Serena TsukinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora