Capítulo 38

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Querido diario:

¿Por dónde comienzo? No lo sé, tal vez puedo empezar diciendo ¡ME CASO! ¡Sí! como lo lees... ME CASO, ME CASO CON SEIYA.

No tienes idea de la alegría que embarga mi corazón, no sabes como me siento, creo que puedo caminar sobre el agua, creo que veo el mundo con un brillo distinto.

Déjame te cuento como pasó todo:

Mientras estábamos ahí, unidos, nuestros cuerpos sudados y excitados, al punto de orgasmo, Seiya me pidió casarme con él. Mi corazón se detuvo en ese instante. Sólo tarde una milésima de segundo en responder: Sí, si quiero casarme contigo.

Una vez dije eso, me sonrío de una manera que jamás había visto, sus ojos destellaron y con una habilidad impresionante comenzó a embestirme tan exquisitamente que en cuestión de minutos ambos alcanzamos el clímax juntos.

No sólo fue el orgasmo, fue algo más; fue el momento que vivíamos, ese momento en el que ambos compartíamos la felicidad infinita.

- Te amo, te amo, te amo... - decía entre suspiros en mi oído.

- Yo también te amo y mucho.

Me acerqué más cerca a su pecho. Me tenía abrazada de espaldas y sus labios acariciaban mi cuello y oreja. Era la sensación más reconfortante que jamás había sentido, estar  en los brazos del hombre que más amo en el mundo.

Los días han pasado y ahora hemos vuelto a Japón, nuestra maravillosa luna de miel adelantada se acabó.
Hemos vuelto a la realidad, pero ahora es una realidad maravillosa. Estoy que muero por ver la cara de Michiru cuando sepa que nos casaremos.
Por cierto, hablando del diablo, la susodicha ha estado llamando constantemente a Seiya y le pide que visite a su hijo ¡Ja! ¡menuda broma la de la tipa! Su hijo...

¡Ah si! déjame decirte, que en efecto, mientras nosotros estábamos disfrutando de nuestro amor en Hawaii, Michiru dio a luz a un niño. Un precioso niño de cabello rubio ¡Ja! creo que la prueba no hará falta.

Era de esperarse que Michiru no lo aceptaría, así que cuando volvimos y nos enteramos que ya había dado a luz, Seiya se presentó en el hospital y pidió la prueba de ADN, sólo para que la loca ya nos dejara en paz definitivamente.

Y claro, como era de esperarse, la prueba salió negativa, pero lo gracioso fue, bueno para mí, porque para Haruka fue lo peor; el niño no tampoco era suyo.

¡oh sorpresa! la muy idiota no solo había estado jugando con Seiya y Haruka, si no que además había un tercero, un tal Andrew, lo sé porque lo escuché de viva voz de Michiru, cuando Seiya y Haruka la confrontaron. Ella llorando aceptó que además de ellos dos, había salido con ese hombre en dos o tres ocaciones. ¡Vaya tipa!

Lo triste es que Haruka lo tomó muy mal, se puso como loco y después de todo eso, le dijo que la perdonaba y que quería registrar al niño como suyo. ¿Cuánto se puede amar a alguien? Bueno, aunque a estas alturas no sé si es amor u obsesión lo que tiene Haruka. Creo que su amor enfermizo por Michiru no lo deja ver la clase de persona que es, pero bueno, allá ellos y sus enredos. Lo afortunado que es Seiya de ya no estar así por la loca, si aún viviera bajo su hechizo, seguramente también se habría ofrecido.

Pero en fin, ahora que ya no hay nada que ate a Seiya con Michiru puedo decir que respiro en paz y tranquila.

Yo estoy a dos días de casarme y me siento la mujer más feliz del mundo. La organización de la boda ha quedado perfecta, justo como yo he querido y aunque no me sobra el dinero, si he invertido bastante para que sea la boda de mis sueños. Por su puesto que cuando me casé enamorada de Dárien también fue la boda de mis sueños, pero esos eran sueños distintos, ahora soy una mujer adulta que sabe perfectamente lo que quiere y que quiere ser feliz.

- Amor, es hora de ir por tu vestido... - mamá toca a mi puerta. Desde hace dos días está aquí conmigo y ha mandado a Seiya a su casa. Dice que debemos de estar separados hasta la boda.

- Ya voy... - me pongo de pie y recojo mis cosas.

Estoy ansiosa por recoger mi vestido, estoy segura que me quedará como anillo al dedo. Ese día debo de verme espectacular y preciosa para mi amor, Seiya.

El Diario de Serena TsukinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora