Querido diario:
Hoy ha sido el día más duro de mi vida. Siento un vacío inexplicable, la boca se me ha secado, las lágrimas no han parado de salir, estoy hecha un caos.
¿Has sentido un vacío por algo que perdiste pero que no sabías que tenías?
Yo sí, ahora lo siento y es algo que no se lo deseo a nadie. Tengo un vacío en mi corazón y en mi vientre.
Ya hace meses que no me desahogaba porque para mí, todo era felicidad. Desde aquel día en el parque, cuando Seiya me dijo que me amaba, para mí no hubo desdicha ni tristeza, no hubo nada malo. Vivíamos felices.
Pero la felicidad nunca dura tanto...
- ¡Bombón, no te preocupes todo saldrá bien! - gritó desesperado desde lejos, mientras los enfermeros me llevaban hacia un sala de revisión.
- ¡Seiya!
En ese momento no entendí que pasaba, en ese momento no entendí cómo es que es que me encontraba viajando en una camilla conducida por enfermeros que corrían a toda prisa por el hospital.
Cuando entramos en una habitación completamente blanca y llena de aparatos e instrumentos, pude caer en la realidad, algo me estaba pasando y no era para nada alentador el panorama.
- ¿Señora cuál es su nombre? - preguntó un doctor al verme.
Ahora eran unas enfermeras las que cortaban mi pantalón y mi ropa interior, colocaban una sábana azul sobre mi parte baja y se alejaban para darle paso al doctor.
-Serena Tsukino - respondí cuando salí de mi ensimismamiento.
- Bien, señora Tsukino, vamos a ver porqué ese sangrado... - se sentó frente a mí y levantó la sábana de mi vientre - ¿está usted embarazada?
Su pregunta me descolocó por completo.
- No...
- Veamos... - acercó un ultrasonido y comenzó a oscultar mi vientre. Yo estaba anonadada siguiendo la imagen en la pantalla.
- Señora, me temo que ha sufrido un aborto espontáneo, lo lamento.
- ¿Qué? - mi mandíbula calló hasta el piso. Eso no podía ser cierto - ¿cómo ha dicho?
- Que perdió a su bebé, según el ultrasonido tendría dos meses de embarazo, y por su reacción me doy cuenta que no lo sabía, enserio lo lamento.
Estaba estupefacta.
- Podrían llamar a Seiya por favor - un sonido apenas audible salió de mi boca.
- Claro, pero tengo que hacerle un legrado ¿quiere que esté aquí?
- Necesito verlo por favor... - rogué.
Mis lágrimas rodaban cual caudales por mis mejillas, creo que para ese momento aún no entendía del todo la situación.
Cuando Seiya entró a toda prisa por la puerta, me sentí derrumbar aún más.
- Bombón ¿qué tienes? ¿qué pasó? - se acercó a mí y me dio un beso en la frente, luego vio al doctor - ¿Que le pasó?
- La señora tuvo un aborto espontáneo...
Las solas palabras hicieron que ahogara un gemido de dolor, me tapé la boca con la mano para callar mi llanto.
- ¿Cómo dice? ¿Un aborto? - la palidez de su rostro fue más clara.
- Seiya... - dirigió nuevamente su mirada a mí y pude ver como sus hermosos ojos zafiro se inundaban de lágrimas.
- Tranquila mi amor... tranquila...
- Tengo que hacerle un legrado, le voy a pedir que espere afuera por favor, ella va a estar bien.
- Sí, claro... - estaba como ido, pero luego recuperó la compostura - te amo, te amo, todo va a estar bien ¿ok?
Asentí, no podía hablar, no había palabras.
Después de que salió, el doctor me anestesió y procedió con el legrado. Fue la sensación más horrible y traumática que existe. Yo ni siquiera lo sabía, pero dentro de mí crecía un bebé, mío y de Seiya, un pequeño que era fruto del amor que ahora nos profesábamos, un bebé que ahora ya no estaba.
¿Ahora entiendes porque me siento así?
Que cruda fue la realidad cuando me dio de golpe en la cara.
Ahora estamos en mi casa, pasé las últimas 18 horas en observación y por fin me dejaron salir. Seiya está pegado a mí todo el tiempo, no quiere dejarme sola, pero no habla, sólo lo necesario, la verdad es que yo tampoco tengo ánimos de hablar, me siento fatal, siento que me robaron algo. Solo nos acurrucamos en la cama y nos quedamos llorando por un buen rato. No hay nada más que decir, sólo hay que dejar fluir el dolor, el dolor por el ser que no sabíamos que existía, y que perdimos en un abrir y cerrar de ojos.
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El Diario de Serena Tsukino
Fiksi Penggemar¿Cómo me he enamorado de alguien que no me ama? Como me duele tanto la inferencia, siento que estoy dejando de respirar del dolor que me causa saberlo ajeno, de saber que nunca podrá ser mío. Saber que no me ama es el peor sentimiento que he tenido...