La final masculina todavía se estaba jugando cuando llegaron al aeropuerto. Diana ardía en deseos de volver a casa después de llevar más de tres meses fuera del país. Los dos agentes de policía que les habían asignado mantenían a raya a las masas mientras Clark y Diana esperaban sentados a que anunciaran su vuelo.Los bobbies estaban a distancia suficiente para que la pareja tuviera cierta intimidad, pero lo bastante cerca para enviar un mensaje a los fans demasiado enfervorizados. Dejaban pasar de vez en cuando a unos pocos en busca de un autógrafo, la mayoría chicas adolescentes emocionadas de sentarse tan cerca de su ídolo, y luego volvían a alargar los brazos e impedir el acceso.
Diana les dedicaba un momento para preguntarles sobre su propia técnica tenística y dar consejos a los que parecían tomarse en serio el deporte.
Se había cambiado la ropa de tenis por un traje ligero de lino con una camiseta blanca muy ceñida. Al no llevar la chaqueta puesta, todos los que estaban cerca veían los músculos que se agitaban en los brazos de Diana mientras ésta estampaba su firma en cualquier cosa, desde pelotas de tenis hasta programas del torneo.
La gente se quejó cuando se empezó a embarcar el vuelo y la jugadora y el entrenador recogieron sus cosas para marcharse.
Como en la mayoría de los vuelos, la tripulación del vuelo 756 de Virgin estaba esperando en la puerta para recibir a sus pasajeros.
La menuda pelirroja que estaba cerca de la entrada habría reconocido a su famosa pasajera nada más doblar la esquina del túnel aunque no hubiera llevado una gran bolsa llena de raquetas.
Había pasado la mañana viendo cómo la hábil Diana Prince aniquilaba a su adversaria. Al verla en persona, todos los que estaban en la puerta estuvieron de acuerdo con que la jugadora era aún más guapa en persona.
—Bienvenida a bordo, señorita Prince, espero que disfrute de su vuelo, y enhorabuena por su triunfo —dijo la capitana Mera Xebel.
Había salido de la cabina, como tenía por costumbre antes de cada vuelo, para unirse a la tripulación en el recibimiento de los pasajeros en la puerta, y había dejado la chaqueta con los galones de su graduación colgada del respaldo de su asiento.
—Gracias, señora. Pero si me quiere de verdad, ¿me podría traer una taza de chocolate caliente y un sándwich si los tiene? Gracias, bonita — dijo Diana.
Los auxiliares que rodeaban a Mera se taparon la boca con la mano para disimular las sonrisas y las risas que estaban a punto de escapárseles por lo que había supuesto la joven.
Mera era una piloto excelente, pero una perfeccionista, y trabajar con ella era un poco difícil, de modo que ver que alguien le bajaba un poco los humos tenía su gracia.
—Veré lo que puedo hacer mientras piloto el avión y esas cosas —dijo Mera tratando de controlar su genio.
Su tripulación se mantuvo con la mirada al frente y en silencio, sabiendo el esfuerzo que había tenido que hacer la pequeña piloto para no añadir "cretina" al final.
Diana tuvo la decencia de ofrecerle una mirada de disculpa, pero no se la ofreció verbalmente, sino que se encogió de hombros y pasó ante el grupo rumbo a su asiento.
—Así se hace, campeona, seguro que nos manda a la clase turista para vengarse. Ahora que estamos solos, ¿quieres decirme qué pasa con Alicia? Clark metió su bolsa en el compartimento de encima y luego se sentó junto a la ventanilla, dejándole a Diana el asiento del pasillo.
Los dos siguieron sonriendo mientras los demás pasajeros iban entrando y felicitándolos al pasar como si fuesen viejos amigos. Diana saludaba asintiendo a cada uno, sin hacer caso de su entrenador por el momento.
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Game, Set and Match
FanfictionDiana Prince era la nueva niña bonita del mundo del tenis, adorada por las masas que acudían a verla jugar, así como por las compañías que hacían cola para conseguir que llevara sus marcas. Mera Xebel era una piloto de aviones con una relación tamba...