—Clark, yo que tú no lo haría, tío. Esta mañana todavía parecía un poco cabreada y, gracias a ti, creo que yo también me la he cargado. No te haces idea de cuánto te lo agradezco. —Mera ocupó su asiento en el palco e impidió que Clark bajara al vestuario y prendiera la mecha de Diana.—Ha sido por su propio bien, y luego me lo agradecerá. —El entrenador se sentó a su lado y buscó con la mirada al resto del grupo que se iba a reunir con ellos.
Antes de contestarle, Mera se alisó la camisa de lino que se había puesto encima de los pantalones cortos esa mañana. Había recibido una llamada de su madre diciéndole que si iba a aparecer en la portada de alguna otra revista que a ella no le quedara más remedio que ver en la cola de la caja del supermercado, lo mínimo que podía hacer Mera era vestirse un poco mejor.
—Seguro que sí, y están comprando botellas de agua, así que dejar de mirar.
—¿Está enfadada de verdad? —preguntó Clark.
—Digamos que cuando llamaste anoche, yo estaba toda contenta y tú interrumpiste antes de que pudiera... bueno, ya sabes.
—¿Devolver el favor?
—Tú sigue, entrenador Clark, y dejaré que te adentres estúpidamente en la guarida del león. —Mera señaló la zona de vestuarios. Cuando se volvió para mirar lo que señalaba su dedo, Diana ya estaba allí mirándolos, con una musculosa Della Sánchez a su lado—. Qué chica tan enorme.
—Sí, y aunque sé que Diana es fuerte, esa mujer que tiene al lado me da miedo. El año pasado ganó a Diana en dos sets seguidos. Eso ya fue malo de por sí, pero es que la muy zorra estuvo atormentándola durante todo el partido. Diana se cabreó de tal modo que se le fue todo el juego, incluso el servicio. —Clark saludó al resto de la tropa que había llegado cargada de bebidas y cosas de picar y luego se volvió para mirar la pista.
—¿Qué quieres decir con que la atormentó? —preguntó Mera.
Lena abrió su botella de agua y también se puso a mirar el calentamiento de su hermana. Contestó antes de que pudiera hacerlo Clark.
—Ya lo verás cuando empiece el partido. No creo que Della haya cambiado mucho su estilo. El año pasado se pasó de la raya y la descalificaron en Inglaterra, por eso no ha jugado. La muy zorra ya ha empezado con las chorradas, diciendo a los periódicos que ésa es la única razón de que Diana se haya llevado el título.
Diana estaba practicando el saque e intentando no hacer caso de la gilipollas que tenía al otro lado de la red. Della sonrió con sorna cuando la primera bola pasó volando a su lado, y se fue a su silla y se sentó, sin darle a Diana la satisfacción de intentar devolverla. El recogepelotas trató de no dar muestras del dolor que tenía en las manos por recoger un saque tras otro que Diana empezó a lanzar por encima de la red mientras intentaba poner su mente en el lugar que le correspondía.
Della miró hacia el graderío, buscando a Clark y al resto de la familia de Diana, pues sabía que era allí donde encontraría a la persona que buscaba de verdad.
Mera miró a Della cuando ésta metió la mano en su bolsa, sacó el periódico donde aparecía su foto y la besó, tras lo cual lanzó otro beso hacia las gradas. La adversaria de Diana se echó a reír cuando Mera, toda colorada, se levantó y se puso en jarras.
—Clark, llévame allí abajo ahora mismo. —La rabia del tono de Mera no pasó desapercibida a nadie de los que estaban sentados a su alrededor, y los fotógrafos que había entre el público se prepararon para lo que pudiera ocurrir con las provocaciones de Della.
—Tranquila, Marichispas. Está intentando picar a Diana a través de ti, no dejes que ocurra justo antes del partido. —Clark obligó a Camima a sentarse de nuevo e intentó razonar.
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Game, Set and Match
FanfictionDiana Prince era la nueva niña bonita del mundo del tenis, adorada por las masas que acudían a verla jugar, así como por las compañías que hacían cola para conseguir que llevara sus marcas. Mera Xebel era una piloto de aviones con una relación tamba...