Capítulo 18

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Las gradas que rodeaban la pista central se estaban llenando y abajo en la pista los jueces de línea y los recogepelotas iban ocupando sus puestos. Clark había observado el calentamiento de Diana con ojo crítico, asegurándose de que su estrella no daba muestras de dolor. La joven adversaria de Diana intentaba encontrar algún punto débil mientras ella también observaba el calentamiento de Kong. Si lo que se decía sobre el ataque fuera del restaurante era cierto, Mendela, su adversaria, no notaba que eso hubiera causado fisuras en el juego de Diana.

Mera y Bobbie estaban sentadas mirando al gentío que las rodeaba, esperando a que llegaran los otros invitados de Diana. Clark las había saludado agitando la mano antes de desaparecer por el túnel que llevaba a los vestuarios. Quería asegurarse de que el vendaje del pecho de Diana seguía en condiciones antes de que empezara el partido.

—Espero que esté bien. Ese corte que tiene en el pecho tiene mal aspecto. —El comentario de Mera, lo oyó alguien más que Bobbie, y las dos se sobresaltaron al oír la voz grave que respondía.

—Hará falta algo más que unos puntos para debilitar a Diana. Nosotras aseguramos que hacia el final de la tarde Mendela estará comiendo pelusa. —Mera y Bobbie alzaron la mirada hacia las dos mujeres que se cernían por encima de ellas, tapando el sol—. Cuando tenía diez años, jugó un torneo con un brazo roto. Y la renacuajo quedó tercera — continuó Zatanna, intentando tranquilizar a Mera.

—Vosotras debéis de ser las hermanas de Diana. — Mera intentó levantarse, pero Zaty le puso la mano en el hombro, manteniendo a la menuda pelirroja en su asiento.

—Yo soy Zatanna, y ésta es Lena. —La mayor de las tres hermanas alargó la mano y saludó a las dos amigas de Diana. Intentaban no hacer caso de la agitación de los fans que las rodeaban y que habían reconocido a las dos estrellas del voleibol. Hoy se trataba de Diana.

—Encantada de conoceros. Yo soy Mera Xebel y ésta es mi amiga Bobbie Daley. Diana estaba contentísima de que pudierais venir a verla jugar. La última vez que vi a Diana, vosotras os ibais al sur de Florida para jugar un torneo. ¿Cómo os fue?

—Por Dios, Mer, arrasaron. La Víbora y Terminator se llevaron el título y el premio sin sudar siquiera. Lo vi todo en ESPN II —dijo Bobbie.

Mera se dio cuenta de que a su amiga le estaba costando no caer de rodillas para adorar a las dos gigantas, que se habían sentado para que ellas no tuvieran que echar hacia atrás el cuello para mirarlas.

Mera casi se echó a reír al ver la cara extasiada de Bobbie. La ávida aficionada al deporte se iba a desmayar antes de que acabara el día si aparecía algún otro de sus ídolos. Primero conseguía entradas para la pista central del Abierto y ahora compartía asiento con dos de las mejores jugadoras de voleibol.

—Te recomiendo que respires a intervalos regulares durante todo el día, porque si no te vas a perder el partido cuando te desmayes. —Mera susurró la advertencia como broma para conseguir que Bobbie se calmara un poco.

La mujer que era la compañera de entrenamiento de Diana estaba bajando por los escalones para unirse a ellas, y Mera se dio cuenta de que los ojos de Lena Prince no se apartaban de la alta sueca.

—Zaty, ¿qué tal si te sientas al lado de Bobbie y dejas que Kara ocupe tu asiento? —propuso Mera.

Lena volvió la cabeza hacia la pequeña piloto y sonrió.

—Gracias, Mera, ya veo que mi hermana pequeña empieza a ser más avispada en materia de mujeres.

El presentador que anunció a Diana y a Mendela ayudó a desviar la atención de Mera y el rubor que el cumplido de Lena le había causado. La gente se puso de pie cuando las dos jugadoras salieron a la pista y se sentaron a cada lado de la silla del juez. El bronceado de Diana parecía aún más oscuro en contraste con la ceñida camiseta blanca que llevaba, y parecía ansiosa por empezar.

Game, Set and MatchDonde viven las historias. Descúbrelo ahora