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Hora de La Identidad Secreta.
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– La obra de teatro de ayer fue divertida, ¿No? – preguntó alegre Nagisa.
– Sugino actuó de forma muy entusiasta. –
– No sabía que él podía poner una cara tan malvada. –
– Hay que aceptar que realmente Sugino-kun dio miedo. – pensé ante el tema que se estaba tocando.
– Me esforcé demasiado porque iba a actuar junto a Kanzaki-san. Ella debe odiarme luego de ver las caras que puse. – habló con culpa el pobre Sugino.
– Eso no es verdad, Sugino-kun. Creo que tú actuación fue realmente genial. – aseguró tan calmada como se acostumbra Yukiko.
– ¡¿En serio?! ¡Tal vez deba dejar el béisbol y volverme un actor. – exclamó.
– Los lanzadores también deben ser capaces de actuar. – dijo Koro-sensei. – Estoy feliz de que mis alumnos muestren talentos inesperados. –
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– Sí, se armó un desastre con las perlas que utilizamos en la actuación. – habló con cansancio Kaede.
Era hora libre y aquí me encontraba, hablando un rato con Kaede.
– Ya veo... Si quieres puedo ayudarte. – sugerí ante ella.
– ¡¿En serio?! ¡Gracias! – habló entusiasmada algo que me pareció un poco extraño, pero lo dejé pasar. – Le diré a Nagisa a ver si también nos puede brindar un poco de ayuda. –
Asentí, me levanté con tranquilidad del asiento y fui sola directo al almacén, viendo que efectivamente, todas las perlas utilizadas estaban regadas en el suelo.
