Capítulo 36

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Lo que hice puede provocar una enorme molestia en Theo, tomé decisiones que debí preguntarle antes; pero su negación a actuar me hizo tomar drásticas decisiones. Espero que pueda comprender mi postura y lo necesitada que estoy de poder ser lo que solíamos ser; llevar una vida normal como la de antes, sé que soy la causante de que se mantenga alejado de mí.

La puerta se abre de golpe y su mirada furiosa y la postura recta, hace que trague con dificultad y la confianza empiece a menguar "Lo sabe y no está feliz".

—No puedo creer que actuarás a mi espalda ¿Crees que no quiero hacerlo? No sabes lo difícil que es para mí controlarme cuando te veo —lo miro tranquila y me levanto de la mecedora 

—Sé que usas todas tus fuerzas para controlarte, pero quiero que sepas que no es necesario; podemos hacerlo siempre y cuando seamos delicados y cuidadosos...

—No creo poder hacerlo, aunque me muero de ganas; no puedo dejar de pensar en la seguridad de ustedes —me acerco y paso mis manos por su cuello. 

Beso sus labios y poco a poco profundizo nuestro beso; sus manos rodean mi cintura y un gruñido de placer escapa de sus labios, nuestra respiración agitada nos incita a movernos "Había preparado un plan mejor, pero toco improvisar" Termino nuestro y su aliento choca en mi rostro.

—Seré cuidadosa y haremos las cosas con calma ¿De acuerdo? —asiente inseguro.

Tomo su mano y lo llevo hasta la cama, lo siento y con cuidado me quito la bata de baño; sus ojos recorren mi cuerpo desnudo y su mirada encendida quema mi piel, el deseo crece en mi interior y con las ganas desbordándose "Necesito calmarme y cumplir mi promesa".

Me siento a su lado y lentamente nos acostamos, nos miramos por unos segundos y con manos temblorosas levanto su camisa; al sentir mis manos y verme se levanta y se quita la playera "Me siento como si fuera la primera vez" lo veo quitarse el pantalón y después se quita el bóxer; su masculinidad erecta hace que la garganta se me seque.

—¿Estás satisfecha con lo que ves? —su divertida voz hace que sonría y me cubra la cara avergonzada.

—Me siento tan avergonzada —escucho su risa y la cama hundirse a mi lado

—Mi pequeña mujer se ha avergonzado ¿Dónde está la seguridad de hace unos momentos? —besa mi hombro y quita mis manos de la cara —No te cubras, quiero ver tus ojos y tus hermosas mejillas sonrojadas —lo miro y toca mi mejilla

—Por favor deja de verme, me da vergüenza —sonreímos y la burbuja nos atrapa

—Quiero deleitarme con tu rostro, no me prives de tan hermoso placer —se acerca y me besa.

Sus manos ávidas recorren mi cuerpo que no hace otra cosa que erizarse por su toque; mi cuerpo se aferra al suyo necesitada por experimentar ese placer que sus besos prometen hacerme sentir.

Despacio y preciso desciende su toque hasta esa zona que llora por su atención; mi cuerpo se llena de electricidad provocando que mi cuerpo se agite al sentir su mano rosarme. En un movimiento rápido se coloca sobre mí; agitada y sorprendida por su acto rompo nuestro beso, pero lejos de detenerse, continúa con su escrutinio hipnotizado por su mismo placer; absorto en mi cuerpo y concentrado en su trabajo, prosigue sin detenerse.

Su miembro roza levemente mi zona y por instinto muevo mis caderas hambrienta de quererlo dentro "Sabía que nuestro encuentro sería apasionado, pero estaba lejos de siquiera imaginar cuan necesitada me sentiría".

—No te precipites, disfruta el momento —susurra en mi oído.

Su aliento choca en mi cuello y sus manos viajan hasta mis pechos; me muevo buscando sentir su miembro de nuevo, ansiosa de tenerlo completamente. Mi movimiento provoca que sus manos detengan sus feroces movimientos y vuelven hasta esa zona que se muere por ser toca.

—Theo... Por favor... —mi suplica es callada por su hambriento beso.

Abre mis piernas despacio e instintivamente levanto mi cuerpo lista para su encuentro "Va a matarme si no la hace pronto" y así sin más lo introduce en un golpe preciso y cargado de placer; las embestidas inician lento y pausadas, para volverse urgidas veloces; me necesitaba tanto como yo a él, incluso podría decirse que su deseo comienza a desbordarse y bañarme en él. 

Impaciente nos movemos envueltos en el placer abrasador que promete consumirnos, ese mismo calor que nos condenó en el momento en que nuestras miradas se encontraron y nos labios se tocaron por primera vez. 

"Espero arder por siempre junto a él".







REDENCIÓN © (Tercera parte de AMOR).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora