Capítulo 21

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Mi abuela a estado nerviosa, evitándome; hoy sufrí algo parecido a un ataque de pánico, no sé cómo fue que paso y lo peor es que no pude evitarlo, me sentí acosada, empecé a sudar demasiado, me dolía la cabeza y me mareé. Lo último que recuerdo antes de caer, es como mi padre corría con desesperación.

Desperté en mi habitación, todo estaba oscuro y tan tranquilo, ya era tarde y no supe nada de Theo en todo el día.

Siento que algo no va bien, los bebés duermen y mi abuela a desaparecido, mi padre esta encerrado en su habitación, Theo no contesta mis llamadas... La puerta se abre y entra Theo, trae las mangas de su playera recogidas, no trae el saco puesto y en su mano hay una botella de vino. Entra a la sala me ve sin decir nada.

─¿Estás bien? ─dejo la portátil en el mueble y me levanto.

Deja la botella sobre la mesilla, me acerco y tomo su rostro en mis manos; lo miro a los ojos y espero pacientemente su respuesta, pero no hay nada.

─Theo —me abraza y juega con mi cuello, me aprieta más a él y suspira ─Mi amor ─insisto 

─Lo sé todo Marily ─su voz apenas es un susurro.

Pero e escuchado fuerte y claro lo que a dicho, me alejo de él y pongo toda la distancia que puedo ¿Cómo lo supo? No puede ser... Cubro mi rostro avergonzada, no quiero que me vea.

─Cariño... Tenemos que hablar ─niego con la cabeza.

No debe saber todas las atrocidades que tuve que hacer, debe alejarme.

─No hay nada de qué hablar... Debo irme ─controlo mi nerviosismo y rodeo el sofá para irme

─No.

Intento correr a las escaleras, pero antes de llegar me toma por el brazo y me regresa a la sala, de manera brusca me suelta, mi corazón late tan rápido, no puedo controlar mis emociones y las lágrimas salen. Tanto que cuide que no descubriera la verdad, y ahora lo sabe.

─Estoy harto de que todos me mientan a la cara, de que creas que soy tan débil y estúpido para no entender, hablaras porque es lo que merezco ─abre la botella de vino y rellena mi copa.

Creí que sería una buena idea beber una copa, para calmar mi angustia, y todo parece encajar ahora.

─No necesito detalles, de esos ya tuve muchos ─me acerca la copa y se sienta

─Theo, no lo hagas ─suplico

─Nada de lo que hiciste me importa...

─¿Entonces por qué me obligas a decirlo? ─pregunto en medio de lágrima

─Por que necesitas hablar de ello, y yo estoy para ti ─se sienta y me observa.

Me siento y bebo un poco de vino, siempre escoge los mejores.

─Mate a muchas personas; me intento convencer de que ellos escogieron morir y yo solo los ayude, hice todo lo que nunca imagine que haría, yo solo quería que pararan y se olvidarán de mí...

El cuerpo tiembla, el aire me falta y las lágrimas solo confirma, que no es una pesadilla.

─Cada vez que estaba a punto de olvidar y continuar, regresaban, no se cansaban de hacerme daño. Solo quería un poco de paz para superar mi perdida, luego todo se puso en duda, estaban jugando conmigo, resulto que siempre estuviste vivo y yo estaba llena de enojo yo solo te quería conmigo... Así que hice lo que debía hacer, continuar siendo el monstruo ─no dice nada, no se mueve.

Él solo escucha, solo me ve o tal vez ve el monstruo que soy.

─No eres un monstruo, todo lo hiciste por mí, por amor ─dice

─Yo fui el monstruo que todos temía, ver, hice esas cosas fingiendo que quería justicia; solo los quería llevar al infierno en el que convirtieron mi vida. Fuiste un daño colateral, sufriste por culpa mía y lo mínimo que podía hacer, era ir por ti ─se inclina y toma mi copa.

Se acaba el líquido y sirve de nuevo, suspira apartando su mirada de mí. Sabía que este momento iba a llegar, pero al menos tendría tiempo para no doliera su rechazo.

─Fuimos las consecuencias de sus actos; nunca te culparía por lo que paso, también sufriste y te destruyeron a tal punto que temas que te deje...

─No quiero lástima, ni compasión, no me debes nada y tampoco estas obligado a seguir con este matrimonio. Podrás seguir viendo a los bebés y yo jamás te causaré problemas de nuevo ─me pongo de pie y salgo de ese cuarto que me ahoga

─Jamás te tendría lástima, no me importa lo que creas, solo tienes que saber que yo te amo ─dice a mis espaldas.

Me detengo y enfrento su mirada. Está parado a unos metros de mí, tranquilo con lo que e dicho, sus ojos reflejan paz.

─Theo, ya no soy la Marily a la que amas

─Te equivocas, eres la misma que llegaba temprano a su trabajo y daba todo, la misma que decidió sacrificar su libertad, su vida por otras personas; la misma que me sonríe con alegría por las mañanas, la misma que me enamoro... Eres la misma persona a la que amo 

─No lo soy, no me siento la misma, no me agrada lo que hice y aunque me arrepiento de muchas cosas, matarlos me hizo sentir bien ¿Entiendes lo retorcido que es eso? A Veces no puedo dormir, temo perderte de nuevo, que un día despierte y no estés ─le confieso 

─Me importa una mierda lo que hiciste, solo necesitas sacarlo de ti... Porque jamás me perderás, jamás me iré y nunca, nunca más sufrirás de nuevo. Yo estoy para ti y tú para mí ¿Acaso lo has olvidado? Juntos por siempre ─termina la distancia que nos separa y me abraza.

Lloro manchando su camisa con mis lágrimas ¿Cómo pude ser tan tonta? Me a demostrado más de una vez que nada lo alejara de nosotros, que está dispuesto a luchar por nosotros, aun cuando yo sea el obstáculo.

─Lo lamento, lo lamento mucho Theo ¿Puedes perdonarme? ─susurro

─No hay nada que yo deba perdonar. 

No sé qué hice para merecerlo, pero estoy completamente agradecida, tengo todo con lo que nunca soñé, tengo a mi padre, mi abuela, un hermano, un esposo que me ama, unos hijos bellos. Tengo una familia, que me ama y me acepta. 

─Siempre juntos 

─Siempre, mi amor.

Nos miramos a los ojos y limpian las lágrimas derramadas con su mano, sonríe y me besa. Me hace una promesa.

REDENCIÓN © (Tercera parte de AMOR).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora