Capítulo 1

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Las cosas entre Theo y yo son rutinarias; la semana a pasado volando entre arreglos y preparaciones, por desgracia o por suerte, Theo tuvo que salir hoy e ir a trabajar a la oficina. Trabaja desde casa y hace conferencia vía internet, pero uno de sus inversores quiere reunirse con él.

Lo cual provoco que prepara todo para que no tenga que salir ni hacer nada, si antes me cuidaba; ahora me cuida el doble y es doble la desesperación que siento. No estoy acostumbrada a que me hagan todo; cuando mi abuela estaba conmigo me consentía pero no dejaba de hacer las cosas. Saco mi cámara de la maleta y miro por el lente.

El timbre suena y me levanto con la cámara en las manos; antes de salir del guardarropa me miro al espejo, mi barriga es enorme, las caderas me han crecido mucho más, mis senos se ven solo un poco grandes, mi cabello a crecido y me agrada ver mi reflejo. Tomo la cámara y enfoco mi reflejo, me tomo la foto y sonrío.

El timbre suena de nuevo "¡Vaya! Que insistente visita tengo" salgo de la habitación y al pasar por la cocina veo una deliciosa barra de chocolate; la agarro y retiro la envoltura dejándola en la barra, dejo la cámara en la mesilla del centro y camino a la puerta... Abro la puerta y veo a Liana sonriendo, niego con la cabeza "Sabía que Theo no se iría tan tranquilo sin antes cerciorarse de dejarme una niñera".

—¡Cuánta alegría! Veo que también estás feliz de verme —me hago a un lado y ella entra

—No me gustan mucho las niñeras —respondo y cierro la puerta

—Yo lo llamaría dama de compañía, tal vez doncella... Vamos no te enojes —se sienta en una de las silla del comedor y deja una bolsa de papel que trae en la manos.

No la había notado. Me siento enfrente de ella saboreando mi deliciosa barra.

—Me alegra verte, solo que pensé que él confiaba en mí —sonríe y suspira

—Él confía en ti, solo que no quiere que estés sola, además tenía ganas de verte y cuando me llamo, lo cual me sorprendió mucho, así que cuando me lo pidió no pude decirle que no, además respecto a...

—Lo sé, te llevaste una sorpresa, cómo todos; bienvenida al mundo del odio hacia Marily —muerdo la barra y miro a la sala

—Nadie te odia y menos yo. No vine a juzgarte, aunque no lo creas te comprendo, solo vine a hacerte compañía; a platicar si quieres hacerlo y a llorar contigo o solo disfrutar del silencio y embriagarnos, bueno yo tomaré por las dos —saca de la bolsa de papel una botella de Vodka

—¿Estás bien? —sus ojos se humedecen y me mira sin decir nada

—¿Tú estás bien? —pregunta cómo respuesta

—Entiendo —una lágrima cae de sus ojos y ella sonríe limpiando su rastro

—¡Perfecto! Yo tomare Vodka, mientras tu comes unas exquisitas fresas bañadas en chocolate blanco —pone sobre la mesa un recipiente con fresas.

La miro y asiento "No la está pasando bien y esta es su manera de desahogarse, aún con todo ese dolor ella sonríe y lucha por vivir, por estar bien. Aparenta y oculta todo, de esa manera se protege".

—Gracias —tomo su mano y la aprieto levemente

—De nada —ríe y se levanta.

Toma de la alacena dos vasos y saca del refrigerador la jarra de jugo, regresa y se detiene mirando el departamento, buscando y pensando.

—¿Algún buen lugar para pasar la tarde? —pregunta y deja las cosas sobre la mesa

—Claro que sí, el mejor —tomo la botella y las fresas.

REDENCIÓN © (Tercera parte de AMOR).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora