Capítulo 24

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Pase una excelente noche, jamás podría decir lo contrario, ya que el solo estar con él es el mismo paraíso, tocar su piel, escuchar su respiración. El mundo, el tiempo todo se detiene cuando estoy con él...

—Supongo que esa hermosa sonrisa no es por mí —brinco del susto y lo veo parado en la puerta del patio trasero

—No, lo siento —siento mi cara caliente

—No lo sientas. Solo vine a despedirme, prometo volver lo antes posible —pongo a Héctor en su carriola y me levanto

—Toma el tiempo que necesites, no me iré a ningún lado —se acerca sonriendo y se detiene justo frente a mí

—Lo haré, solo cuídate y cuida a estos bellos bebés. Me despedí de Theo por la mañana, y de John ayer, Marily no lo tomo muy bien. Ahora me despido de mi cielo, al menos por un tiempo —me abraza 

—Lo haré, y promete que te mantendrás lejos de los problemas, te quiero de regreso y en una pieza —ríe y siento un nudo en la garganta que me impide hablar

—Te amo, cielo.

—También yo —se aleja y me toma de las manos.

Deja una pequeña medalla color plata en mis manos.

—Era de tu madre, siempre la usaba. Ahora es tuyo —besa mi mejilla y se aleja.

Me siento mirando la puerta vacía; abro el pequeño circulo y una foto de ella y él es lo que encuentro en el centro, en el lado de la tapa hay una palabra... "Mi cielo" por eso me dijo mi cielo.

Me lo pongo y suspiro, ahora la tendré más cerca de mí...

Llevo a mis bebés adentro y con un poco de dificultad los subo a la habitación; los dejo en su cuna y reviso que el monitor funcione "Aprovecharé para tomarme un poco de tiempo para mí" bajo rápido y regreso al jardín.

—Cariño —me llama.

Dejo de ver los bellos rosales y pongo el libro sobre le mesa, no sé cuánto llevo aquí.

—Hola, has llegado temprano —sale extrañado 

—De hecho, en llegado más tarde ¿Cuánto tiempo llevas aquí afuera? —me besa la frente y se sienta frente a mí

—No lo sé, baje para leer un poco, pero me distraje viendo el rosal, pensando, recordando... No sé en que momento me perdí en el tiempo 

—Tu cabello esta más largo —mira la medalla y luego me ve a los ojos

—Un regalo de mi padre. Tal vez deba cortarlo un poco —juego con mi cabello

—No, así esta perfecto... Cambiando de tema, me hablo Liana, viaja para Londres mañana

—Pero... ¿Por qué? —pregunto sorprendida.

No sabía que las cosas están tan mal entre ella y John.

—Solo dijo que necesita un poco de tiempo a solas, aseguro que lo hace por ella y no por John, pero no le creo —se recargar en el respaldo frustrado

—No quiere que nos preocupemos, no sé que pasa, no e hablado con ella ni con John —mira el rosal

—Liana le confeso que lo ama y le pidió matrimonio... No veo a Liana pidiendo matrimonio, no es algo que ella hiciera —lo veo sin poder creerlo

—¿Cuándo paso eso? ¿Por qué no estaba enterada? —le golpeo el hombro para que me vea

—Fue una noche antes de la cena, ella esta segura de lo que siente y sabe lo que quiere; pero el desprecio de John la a hecho plantearse muchas cosas, dudar sus deseos... Ella solo busca encontrarse —paso su mano por su cabello.

Ahora entiendo su actitud, su comportamiento; ella solo estaba buscando en volver a ser la misma. John es un completo imbécil.

—No tiene por qué irse del país, ni a otro continente ¿No puedes hacer que cambie de opinión? —niega con la cabeza

—Ya tomo su decisión y espera que la respetemos; por otro lado, tengo unas ganas de partir la cara de tu hermano.

"También yo".

Me levanto y me pongo sobre sus piernas, peino su cabello y beso su nariz, beso su mejilla, sus ojos, su cuello y paso mis manos atrás de su cuello.

—Es fuerte, lo superara —le aseguro

—Eso espero —me acomoda en sus brazos y se levanta.

Entramos a la casa y me pone sobre la barra, abre el refrigerador y saca un pedazo de pastel, la crema de avellanas y el pan blanco. 

—¿Tostado? —pregunta al remangarse la camisa. 

Le digo de que sí y se aleja y lo pone en la tostadora, toma un plato y una cuchara. Lo observo moverse por la cocina, tan relajado o al menos esta intentando relajarse.

—Te amo —le digo y el ríe.

Continua haciendo sus cosas, ignorando mis palabras; pone el pan tostado sobre el plato y pone otros dos dentro del tostador, pone dos vasos y el plato a mi lado, regresa el refrigerador y saca una lecho con chocolate.

—Te amo —vuelvo a decir.

Continua sin responder o siquiera mirarme.

—Theo...

—Dime, Marily —es insoportable.

No le respondo, me bajo de la barra y paso a su lado y saco los otros panes, los pongo en un plato, al pasar por lado toco su maravillosa retaguardia, brinca asustado pero sin decir nada... Me siento y pongo crema de avellanas sobre uno...

—Te amo —dice.

Solo sonrío e ignoro su voz.

—Te amo —susurra en mi oído.

Muerdo mi labio, pero sigo sin responder.

—Buena noche, jóvenes —saluda mi abuela al entrar a la cocina 

—Buena noche, abuela... ¿Gusta uno? —le ofrece Theo

—Demasiada azúcar para mí hijo, gracias —agarra una fruta del frutero y se sirve un vaso de agua.

Sale de la cocina y nos quedamos como empezamos, solo que ahora ya se a sentado Theo, solo sonreímos al mirarnos...

—Estás hermosa —dice y muerde su tostada 

—Lo sé —respondo y el niega con la cabeza.

Comemos en silencio, no es una agradable cena ya que él estuvo metido todo el día en la oficina tal vez él... Y el fino y fuerte llanto de uno de los bebés, ya se habían tardado, ya es hora de la cena.

—Supongo que mi idea de besar todo tu cuerpo lleno de crema de avellanas, tendrá que esperar —se levanta dejándome con la piel erizada y el pulso a mil.

Desgraciado, todo esto fue su plan desde el inicio, preparar una cena sencilla y usarla de pretexto para obtener algo sexual... Que retorcido y placentero iba hacer. Me estoy volviendo una loca sexual que solo quiere eso, y él un seductor muy complaciente.















REDENCIÓN © (Tercera parte de AMOR).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora