𝐋𝐄𝐌𝐎𝐍𝐀𝐃𝐄 | 𝐛𝐨𝐤𝐮 𝐧𝐨 𝐡𝐞𝐫𝐨

𝟎𝟑│𝐓𝐎𝐃𝐎𝐑𝐎𝐊𝐈 𝐒𝐇𝐎𝐓𝐎

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𝐌𝐨𝐫𝐢 𝐍𝐨 𝐊𝐚𝐦𝐢|𝐏𝐚𝐫𝐭𝐞 𝐭𝐫𝐞𝐬

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Au! mágico/medieval

Cuando el crepúsculo se alzaba en lo alto del cielo corrí hacia la vertiente para poder vigilar a los cazadores, pero, todos estaban durmiendo en sus campamentos mientras algunos pocos otros hacían de vigilancia. La verdad es que no sabía qué es lo que esperaban encontrarse a mitades de la noche si todos los animales habían salido huyendo de esos perímetros. Comenzaba a aburrirme, lo único que podía escucharse en el profundo silencio de la noche eran las brasas consumiéndose de las fogatas y algún que otro búho en las copas de los árboles.
Divisé un movimiento entre los arbustos, algo ligero para ser alguien que haya descubierto mi posición. Entrecerré mis ojos para poder ver mejor entre los huecos de las hojas, la tensión podía palparse fácilmente en el aire —un paso en falso y todo se podía ir por la borda—. Suspiré levemente aliviada la ver al bicolor con su lanza en la mano derecha. Él se estaba acercando al hombre pelirrojo con el que había hablado la otra vez, caminaba ligeramente encogido para hablarle cara a cara.
Todoroki Shoto... Él era la clase de persona que no podía entender del todo bien. Era como estar hablando con una pared a veces, y su mera presencia te provocaba la sensación de estar encerrada en una jaula estrecha. A veces resultaba sentirme un tanto claustrofóbica... No lo quería tener de enemigo, y eso que yo tampoco me podía considerar una chica buena.

—¿Has encontrado algo interesante? Te has perdido durante un buen rato allí dentro del bosque.

—Nada en lo absoluto, no sé a qué te referías la vez pasada con cosas interesantes por allí —Se encogió de hombros.

—Pues... Puede haber algún que otro manjar escondido en las cuevas.

—Olvídalo, todo está desierto.

—¿No te parece raro? —preguntó confundido.

—¿Qué cosa?

—Que casi no haya animales por el perímetro, estamos en la vertiente... Creo que es la única que se puede encontrar por aquí, ¿de dónde van a sacar agua si no es de esta cascada?

—Puede que los animales hayan encontrado alguna otra, pero la verdad es que no he visto nada más que arbustos con espinas molestas —mintió el bicolor. Volví a suspirar aliviada sintiendo cómo el oxígeno volvía a inundar mis pulmones. ¿Había estado aguantando la respiración durante todo ese tiempo?

Nunca me hubiera imaginado estando escuchando a hurtadillas conversaciones de un aliado infiltrado en el bando enemigo, era toda una situación del todo ilógica a mi parecer, pero, supuse que no había otra opción. Me sorprendí de mí misma al estar confiando en alguien así.
Con una última ojeada panorámica del lugar decidí bajarme del tronco del árbol para emprender rumbo hacia mi hogar nuevamente, por más que me sentía un poco más confiada el inminente presentimiento de que algo andaba mal me seguía persiguiendo por detrás como un fantasma. Quería arrancarme todas las inseguridades de una vez por todas y comenzaba a desesperarme el hecho de que no sabía cómo hacerlo. ¿Acaso existía una manera?