𝐓𝐀𝐌𝐀𝐊𝐈 𝐀𝐌𝐀𝐉𝐈𝐊𝐈

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𝐵𝑒𝑎𝑢𝑡𝑖𝑓𝑢𝑙 𝐶𝑜𝑛𝑡𝑟𝑎𝑑𝑖𝑐𝑡𝑖𝑜𝑛

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A mí me hubiera gustado, por decirlo de algún modo, ser igual que mi hermano Hiromi, y ver la vida desde una perspectiva más inocente. A los siete años solo vives para divertirte, emocionarte por las horas de la merienda, y jugar hasta que tus tobillos ardan con fulgor. Quizás es que la edad nos amarga más y más, o es que simplemente cada vez que nos hacemos mayores vamos viendo la vida como realmente es, y no como te la pintan de pequeño.

—¿A qué se habrá referido? Mhmmm, como sea... —murmuró él mientras se recostaba en el sillón con desgano.

Tuve que contener las ganas de hacer una mueca al verlo caminar por la casa descalzo.
«Y es que luego se echa en la cama así sin más», pensé de forma recriminatoria.

—¿Puedes ponerte unos calcetines? Oh, no... mejor dicho, ve a ponerte ya unos calcetines —le ordené con los brazos cruzados a la altura de mi pecho.

Hiromi hizo un mohín y dejó su paquetito de galletas a un costado del cojín.

—Eres aburrida, Thyra —se queja.

Quizás pude haberme ofendido más de la cuenta con su comentario repentino, pero mis traicioneros pensamientos solo estaban centrados en una sola cosa desde hacía ya horas. Dicen, por allí, que los niños pequeños siempre te dicen la verdad. Y si vez que alguno te saca la lengua, o te rebaja mientras caminas por la vereda, es que algo mal tienes. Hiromi era menor que yo —por muchos años— pero no era tonto, y a veces me asustaba lo audaz que podía llegar a ser.

Deprimida, trato de reformular mi respuesta.

—Luego mamá te regaña por las sábanas sucias, el que pierde eres tú al final, mocoso...

—¿Por qué perdería?

—Porque te quedas sin dulces luego de la cena —le digo, y aprovecho esos pequeños instantes para sacarle la lengua.

Un canto victorioso coronó mi mente al verlo arrugar con rabia la punta de su nariz respingada. Era estúpido pelear con un niño, pero no lo podía negar, lo disfrutaba.

—¿No almorzarás? —me pregunta cuando ya estoy cruzando el umbral de camino a las escaleras.

Me muerdo la parte interna de la mejilla y le contesto inmediatamente, demasiado pronto, me pareció a mí.

—No, iré a almorzar con alguien.

Y allí está, el canturreo típico que alguien hace cuando se burla de alguna pareja acaramelada. Escucho un "Uhhh" seguido de otro "Thyra tiene novio", aunque decido ignorarlo, de todos modos, nadie le iba a creer si decidía abrir la boca. Cuando entras en algún lugar nuevo, ya sea instituto, academia o trabajo, te encargas de armar tu reputación desde cero, porque es más que obvio que nadie desea que lo miren con mala cara por las mañanas. A veces, los comentarios malos sobre uno viajan demasiado rápido de boca en boca, y llega un punto en el que es imposible pararlos, o hacer algo para remediar las falsas especulaciones. En mi casa es igual, yo me he encargado de armar una reputación de niña buena, por lo qué, estaba segura que la boca caprichosa de Hiromi no me iba a causar ningún problema.

𝐋𝐄𝐌𝐎𝐍𝐀𝐃𝐄 | 𝐛𝐨𝐤𝐮 𝐧𝐨 𝐡𝐞𝐫𝐨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora