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Secuestro
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Empecé a caminar entre los árboles casi a gatas, como si fuera una niña, al principio despacio para poder respirar, pero después más deprisa porque sabía que en realidad no iba a poder respirar y quería llegar con los profesores antes de caer agotada. La oscuridad invadía mi campo de visión mientras me arrastraba a los tropiezos por las ramas yacientes e incrustadas en la tierra húmeda y caliente. No podía escuchar nada, o quizás el martilleo constante de mi corazón me lo impedía, bombeando sangre con fuerza por mis venas y resonando como una ensordecedora campanada en mi cabeza.
El fuego azul se esparcía de forma amenazante por una gran parte del bosque, acompañado de un extraño humo color rosado que provocó que la mayoría quedara en estado inconsciente en el piso. Había logrado escapar, aunque inhalé un poco al principio, dejándome sumamente mareada, e incapaz de poder hacer uso correcto de mi quirk.
Por fin llegué, estaba casi ciega, con náuseas y con los músculos de las piernas y de los brazos pidiendo oxígeno y descanso a gritos. Me desplomé en la pared de la entrada jadeando. Por encima de mí había una estructura cuadrada de lienzo café con vidrio recubriéndolo por arriba. Alcé los ojos para poder verlo mejor e intentar no desmayarme.—¡Raiden-chan!
Kirishima se agachó a mi lado.
Asentí en silencio, tragando en seco y olvidando el hecho de que mi garganta pedía a gritos dos gotas de agua aunque sea.
Me di cuenta de que habían más personas a nuestro alrededor mirándome de forma preocupada, supuse que eran mis demás compañeros de clase. También me di cuenta de que faltaban más de la mitad aún, y algunos hablaban en voz baja mientras entrecruzaban sus dedos con un semblante que desprendía energía de miedo, terror.
Mina se agachó a mi altura y me acarició el pelo con una mano.—¿Qué te ocurrió Raiden-chan? —preguntó el pelirrojo.
Volví a tragar mi saliva en seco, intentando que mi voz saliera de la forma más clara posible.—Fuego azul —dije en un murmullo—, y humo rosa, la mayoría al inhalarlo quedó inconsciente, yo pude escapar, uno de los de la clase B me lanzó hacia otro lado y pude correr a tiempo.
—¿Viste a alguien más? —preguntó esta vez Mina.
Yo negué levemente con la cabeza.—¿Aizawa-sensei?
—Se fue en busca de los demás, aún no sabemos más nada de ellos.
La tensión se podía palpar en el ambiente.—Agua —dije, en un tono suplicante.
—¿Has inhalado el humo rosa?
Yo asentí débilmente.
Kirishima me tomó en sus brazos con cuidado de no hacerme daño, y nos adentramos aún más en aquella casa en donde estábamos, dirigiéndonos en grupo hacia una de las habitaciones al fondo del pasillo blanquecino.
Me dejaron en uno de los sillones al llegar, casi recostada sobre el respaldar, y Kaminari me alcanzó una botella de agua, la cual tomé como si mi vida dependiera de aquel líquido transparente. Lucía como si hubiera quedado varada por días en el desierto, y luego de un tiempo hubiera encontrado al fin un oasis.
Largo rato después Mina y Sato me ayudaron a levantarme, comenzaba a recobrar poco a poco la consciencia y a sentirme mejor como para poder pararme sobre mis dos pies sin tambalearme.
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𝐋𝐄𝐌𝐎𝐍𝐀𝐃𝐄 | 𝐛𝐨𝐤𝐮 𝐧𝐨 𝐡𝐞𝐫𝐨
Fanfic𝐋𝐄𝐌𝐎𝐍𝐀𝐃𝐄 | Recopilación de escritos cortos o extensos. Sigue en proceso de edición y reedición. • Algunos de los personajes que voy a utilizar en este libro no son míos, son creación de Kōhei Horikoshi. • Queda completamente prohibida su...