Ambas criaturas eran sumamente bellas, cada uno a su particular manera de forma que se complementaban en una deliciosa mezcla.
Leeteuk, el más pequeño y delgado de los tres, portaba una elegancia felina y un tacto gentil y exacto para volver loca a su presa. Su sonrisa solía aparecer con facilidad, de manera amable; además solía ser bastante cuidadoso con su pareja y con quien le rodeaba en general.
En contraparte, allí donde Leeteuk era delicado KangIn era puro músculos y masculinidad, exudando una sensualidad casi tosca pero igualmente delirante. Siendo más alto y protuberante que los otros dos, poseía un erotismo dominante que instaba a la entrega.
A diferencia de Heechul, ambos solían vestir con una elegancia informal que los hacía ver distinguidos sin llegar a parecer inalcanzables. Aún sus movimientos mientras se quitaban algunas prendas lograban cautivar a cualquiera, más aún al humano pues preveía en ellas el placer que estaría pronto a su alcance.
Lo primero que Heechul sintió fueron los fríos labios de Leeteuk cerrarse sobre los propios, de inmediato contestó, imitando el ímpetu del otro.
No pasó mucho antes de que KangIn se uniera, pegándose a la espalda de Heechul dejó un pequeño beso en su nuca que erizó toda su piel.
Pronto las masculinas manos se escabulleron desde su espalda para ir desabrochando su camisa hasta lograr desembarazarlo de ella por completo. Era bastante delicioso el sentir la piel fría y suave de KangIn pegarse a su espalda, como si se estuviera recargando en una estatua pulida.
Una vez que aquella zona quedó indefensa, Leeteuk comenzó a bajar sus besos para poder dedicar especial atención a los pequeños botones rosados en su pecho. Heechul entonces aprovechó para echar su cabeza hacia atrás, girando solo un poco podía así disfrutar también de los labios dominantes de KangIn.
Era delicioso encontrarse allí atrapado entre aquellos dos, quienes alimentaban las sensaciones placenteras en su cuerpo. De pronto a Leeteuk se le ocurrió utilizar sus colmillos contra sus sensibles pezones, muy suavemente pero fue suficiente para que el humano jadeara con fuerza y arqueara su cuerpo hacia atrás.
KangIn bebió gustoso de aquellos gemidos tan andróginos como su apariencia misma, ya para entonces Heechul estaba a merced del placer otorgado por aquellos dos. Aunque claro, una pequeña parte de su mente se mantenía atenta a cualquier peligro potencial.
El más alto pronto abandonó la boca del humano para poder probar el resto de su piel, sus besos iban bajando en erótica sucesión hasta llegar a los dos pequeños hoyuelos justo en la espalda baja de Heechul, casi arranca la cordura del menor al jugar con ellos.
—¡Ah, Dios! Chicos, me volverán loco —jadeó el peliblanco.
Leeteuk se levantó entonces con una media sonrisa, tomando las dos mejillas de Heechul para mirarlo directamente a los ojos, el hambriento brillo violeta de sus ojos se clavó en los contrarios.
—Bueno, pequeño dulce, es justo pues tú haces lo mismo —aclaró antes de volver a besarlo con intensidad.
Heechul pasó los brazos alrededor del cuello de Leeteuk para evitar desplomarse sobre ellos, extasiado por todo el conjunto de sensaciones y que solo eran un preámbulo a todo lo que se avecinaba.
Los besos de KangIn subieron hasta llegar de nuevo a su nuca, donde dedicaron varios mordiscos sin llegara a romper la piel; por parte Leeteuk también se había movido hasta llegar a su cuello.
El peliblanco echó su cabeza hacia atrás de nuevo, recargándose contra el hombro de KangIn y rodeando la suya con un brazo, él aprovechó para girar un poco y posar los labios en la muñeca contraria.
Por fin, los colmillos penetraron en su piel, al tiempo que Leeteuk mordía su cuello KangIn hacía lo propio con su muñeca.
Heechul no pudo contener el gemido que la sensación le causó, aunque ni siquiera lo intentó en realidad. El placer estallaba en su cuerpo en oleadas concéntricas en su cuello y en su muñeca, alimentándose entre ellos hasta niveles insospechables.
Pronto llegó la sensación de ingravidez, Heechul comenzó a respirara profundamente por la boca como había aprendido, para poder compensar la falta de sangre. Sin embargo fue inútil y pronto las manchas negras comenzaron a florecer, opacando su visión.
Fue demasiado rápido, tanto que Heechul no alcanzó a reaccionar y terminó cayendo en la inconsciencia. En cuanto sintieron la laxitud de su cuerpo ambas criaturas dejaron de beber, ya se habían alimentado varias veces del delicioso peliblanco pero esa era la primera que él perdía el conocimiento así; a pesar de lo cual podían escuchar su corazón latiendo con fuerza regular por lo que no se preocuparon.
KangIn cargó con cuidado al humano entre sus brazos, casi con ternura mientras Leeteuk destendía la cama para poder acostarlo en ella y cubrirlo, incluso se dieron el lujo de peinar y acurrucar al otro, logrando así que abriera un poco los ojos.
—Descansa ahora, nuestro pequeño dulce, ya nos vamos. Te dejaremos el dinero donde siempre —le susurró Leeteuk antes de depositar un suave beso en sus labios.
KangIn repitió el gesto tierno antes de que ambos abandonaran por fin el lugar. Pasaron varios minutos en los que en efecto Heechul se quedó dormido, aunque presintió el momento en el que Siwon entró a la habitación ni siquiera se inmutó.
Por algunos instantes más Siwon se quedó mirándolo, con la seguridad que le daba el no ser visto se quedó analizando sus rasgos, bellos y andróginos como había pensado la primera vez, aunque para ese momento, relajados por el sueño, le gustaban más: el chico parecía casi inocente en aquella postura.
Además, todo el cuarto estaba impregnado por el aroma dulce de su sangre, lo cual despertaba en Siwon un hambre no tan molesta en realidad, misma que era detenida no solo por su autocontrol sino por las ojeras que ahora se veían contra la piel pálida del humano, sería contraproducente alimentarse de él ahora.
Aunque había algo que aún le molestaba, y eran las dos marcas aún abiertas en el cuello y en la muñeca del otro; ¿qué clase de criatura no limpiaba de lo que se había alimentado? Eso intensificaba el olor del lugar.
—Sospecho que no querrás dormir aquí, puedes tomar tu parte del dinero y marcharte, mañana hablaremos de tu decisión ¿si? Por hoy quiero dormir.
Heechul hablaba en voz baja y aún sin abrir los ojos, razón por la cual Siwon se sorprendió un poco. Se acercó más a la cama, haciendo notar su presencia, momento en el cual el humano abrió los ojos para posarlos sobre él.
Sin saber muy bien por qué, Siwon se inclinó para tomar la mano herida, que descansaba laxa a un lado del rostro de Heechul. Se mordió la lengua un instante antes de sacarla y lamer la herida.
El sabor, tan dulce como prometía su olor, golpeó a Siwon con fuerza; solo gracias a todos sus años de autocontrol se conformó con lamer la piel suave hasta que los dos pequeños orificios se cerraron por completo. Se inclinó entonces hacia el cuello contrario, Heechul simplemente cerró los ojos y suspiró, sin oponerse en ningún momento.
Siwon pudo sentir cómo el peliblanco se tensaba ligeramente al contacto con su lengua, de nuevo le costó algo de trabajo no morder aquella tibia extensión hasta alcanzar la fuente abundante, pero no podía hacerlo, no aún.
Cuando se alejó pudo notar que Heechul tenía un poco más de color en sus mejillas, aunque seguía pareciendo un panda gracias a las ojeras.
—Te veré mañana por la noche, —prometió el pelinegro antes de desaparecer.
ESTÁS LEYENDO
Servicio Feérico (SiChul)
FanfictionLos vampiros han vivido ocultos entre los humanos durante siglos, sin embargo su presencia a creado una mutación en estos últimos, los llamados "seres feéricos" pueden ser distinguidos por su cabello naturalmente blanco, y para la criatura su olor y...