23.- Casto

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Advertencia: el siguiente capítulo contiene descripción de tortura de uno de los personajes principales, leer con discreción.

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Lo primero que sintió al despertar fue dolor, un dolor pulsante en la cabeza y en los hombros, se quejó un poco al abrir los ojos y mientras notaba su rededor

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Lo primero que sintió al despertar fue dolor, un dolor pulsante en la cabeza y en los hombros, se quejó un poco al abrir los ojos y mientras notaba su rededor.

Estaba oscuro por lo cual no podía ver mucho, aunque supuso estaba en alguna especie de almacén abandonado y polvoriento. Se intentó mover pero estaba inmovilizado, habían amarrado sus manos y sus piernas con algo delgado y agudo, esa era la razón del dolor en sus hombros.

Forzó un poco sus amarres pero fue inútil y solo logró que el dolor en los hombros se intensificara. El gemido que hizo por eso le fue contestado con una risotada maquiavélica y grave.

Unos momentos después una criatura se acercó lo suficiente para que pudiera verlo, Su cabello aún era de un castaño muy oscuro, rizado, y sus ojos violeta no brillaban tan intensamente como otros, lo más probable era que hubiera sido convertido hacía poco más de una década, no más. La criatura se acuclilló junto a él.

—Al fin despiertas, comenzaba a aburrirme.

Su rostro redondo se acercó demasiado a Heechul, quien por algunos momentos cerró los ojos para poder concentrarse a pesar del dolor de cabeza, respiró profundo antes de volver a abrir los ojos para mirar al otro directamente. Esbozó la mejor sonrisa que pudo a pesar de las circunstancias.

—Con gusto te ayudaré a desaburrirte pero, ¿podrías soltarme?

La risa con la que le contestó erizó toda su piel, aunque intentó no demostrarlo.

—¿Por qué haría algo así?

—Me duele, y si me ocasionas dolor o miedo mi sangre será más amarga. Además, me queda claro que estoy bajo tu control y que no tendría mucho sentido intentar escapar, por el contrario, sé que de complacerte las cosas podrían ser más fáciles.

—¿Sí? ¿En verdad vas a satisfacerme? —el chico acarició su rostro con suavidad antes de mover sus dedos hasta su cabello blanco.

—Sí, lo haré, pero suéltame, por favor.

De pronto la mano en su cabello se tensó, jalándolo hasta obligarlo a levantar la cabeza, Heechul jadeó con fuerza por el dolor que aquello le ocasionó.

—Pero ¿Y si lo que me satisface es el dolor de mis presas?

El miedo volvió a aflorar en él, aunque intentó contenerlo.

—Lo... lo entiendo, pero ¿sabes? Te aseguro que sabré mucho mejor si es el placer el que impera, y no el dolor.

Odió que su voz temblara pero ya no lo podía evitar, temía en qué clase de manos había caído.

—Lo sé, lo sabemos muy bien, pero eso es justo lo que nos gusta. Es como cuando bebes café, lo preferimos amargo.

Lo soltó con tanta fuerza que se azotó la cabeza con el piso, haciéndolo lloriquear un poco. La criatura se había levantado y, antes de que Heechul siquiera reaccionara luego del primer golpe, le dio una patada en el estómago.

El humano no pudo hacer nada más que gritar y encogerse, inmóvil como estaba por las correas. Recibió otro par de golpes iguales antes de que volviera a inclinarse sobre él, para entonces las lágrimas ya caían por su rostro y gemía por el dolor.

—Dijiste que me complacerías, ¿ahora vas a echarte para atrás? —preguntó con fingida tristeza.

—Por favor... no... —intentó decir, pero la criatura lo golpeó en el rostro.

De pronto el pelinegro tomó el cuello de su playera y la arrancó de un solo tirón.

—No me engañas, puedo ver las marcas y la sangre en tu cuerpo, sé que disfrutas de cosas como esta.

—Eso no... —de nuevo fue silenciado por varios golpes.

—No necesitas negarlo, en realidad poco me importa. Lo único que quiero es que estés listo para cuando mi líder llegue.

Ni siquiera quiso preguntar a qué se refería, aunque tampoco tuvo oportunidad de hacerlo, en cuanto la criatura se levantó comenzó a pisotear sus piernas.

Pronto perdió la cuenta del tiempo y de los golpes recibidos, ninguna parte de su cuerpo parecía estar a salvo y el dolor ya lo abarcaba por completo. Ya ni siquiera tenía la oportunidad de gritar, además de que no servía para nada.

Luego de una patada especialmente cruenta en su pecho desprotegido, un ardor lacerante lo atravesó desde ahí hasta la garganta, con lo que terminó vomitando una gran cantidad de sangre.

La criatura de cabello rizado se agachó sobre él y volvió a jalarlo del cabello para incorporarlo, Heechul gimoteó un poco antes de que cubriera sus labios con los contrarios, pero no era un beso, era lo más alejado a un beso que hubiera experimentado jamás, simplemente estaba absorbiendo la sangre que había salido de su interior.

La criatura bebió a placer antes de volver a soltarlo, ya ni siquiera resintió el golpe contra el suelo, era poco en comparación a los demás. Incluso respirar era doloroso, simplemente quería cerrar los ojos y que todo acabara.

Apenas se dio cuenta de que el otro se había levantado, aunque esperaba que fuera por la cercanía del día, lo cual le daría algo de descanso de aquella tortura incesante.

Cualquier esperanza que hubiera podido tener se evaporó por completo en cuanto escuchó la segunda voz que se acercaba, avivando el terror de su interior.

—Ya estoy aquí Suga, ¿qué es eso que querías mostrarme?

—Al fin llegas RM, conseguí una maravillosa presa, es única y ya te lo he dejado en su punto.

Heechul tenía la vista borrosa, aún así intentó levantar la mirada y ver al recién llegado, otra criatura recién convertida también, con el cabello oscuro alborotado alrededor de un rostro engañosamente afable, aunque la mirada fría de sus ojos desmentía aquella imagen y traspasó al peliblanco con un escalofrío de terror puro.

Ese recién llegado se acercó a él, olfateando su aroma con el hambre brillando en sus rasgos. Pasó los dedos por una de las heridas que se había abierto en su torso, para luego llevarse los dedos manchados con su sangre a la boca.

—Vaya, sí que es una presa única.

—Te lo dije, y la conseguí solo para ti.

El nombrado RM se levantó y acarició el cabello de Suga como premiándolo por un buen trabajo.

—Lo has hecho muy bien, sí, aunque creo que aún le falta un poco para estar "en su punto".

—Claro, lo he dejado para que tú lo prepares hasta donde desees.

Ambas criaturas voltearon a verlo con una malevolencia tal que Heechul temió lo peor, estaba perdido.

Servicio Feérico (SiChul)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora