20.- Lascivo

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La imagen era erótica por sí sola, Heechul yacía medio dormido sobre el cobertor blanco de su cama, contra la palidez de su torso desnudo resaltaban los pétalos sueltos de la rosa roja, pues hacía algunos minutos había ido arrancándolos uno a uno

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La imagen era erótica por sí sola, Heechul yacía medio dormido sobre el cobertor blanco de su cama, contra la palidez de su torso desnudo resaltaban los pétalos sueltos de la rosa roja, pues hacía algunos minutos había ido arrancándolos uno a uno. Había un pétalo que había quedado justo sobre sus labios entreabiertos y que vibraba un poco con su respiración.

Aun en ese estado sintió la presencia en cuanto Siwon entró al cuarto, se quedó inmóvil mientras la mirada de la criatura lo recorría como una caricia más; justo cuando lo sintió acercarse sopló con fuerza el pétalo en sus labios, de manera que este voló hasta el rostro del contrario.

Por un momento Siwon se alejó sorprendido, a lo que Heechul no pudo dejar de reír mientras se levantaba.

—¿Qué haces? —preguntó la criatura con cierta molestia.

—Solo me relajaba con el olor de la rosa —contestó casualmente.

De pronto la mirada de Siwon se posó en su cuello, ahí donde aún portaba la marca de mordida de RyeoWook, ante ella la furia volvió a brillar en sus ojos. Heechul no se amedrentó ante ella, aunque sí se puso alerta.

—¿Por qué aceptaste la cita de hoy? —preguntó con voz tensa.

—¿Por qué no habría de hacerlo? Son mis clientes, y sé a qué atenerme cuando de Yeye se trata.

Siwon apretó los labios antes de contestar.

—Te he visto ponerte mal en dos ocasiones, y esas fueron cuando serviste a una pareja y a un joven, ¡y esta noche has aceptado ambas condiciones!

En medio de sus palabras Siwon se acerca más a él con cierto toque amenazante en su postura, de nuevo Heechul no hizo más que mantenerle la mirada altiva, sin retroceder ni un solo paso. Una parte en la mente del pelinegro se sorprendió de que, a pesar de ser más bajo que él, los ojos de Heechul seguían siendo tan altaneros como el que más.

—Ya te dije que sé a qué atenerme, he conocido a Yesung durante mucho tiempo y confío en él.

>No te confundas Siwon, te contraté para defenderme pero no soy una niña indefensa ni mucho menos, soy un hombre que puede cuidarse...

Sus palabras se vieron silenciadas cuando el pelinegro lo tomó por los brazos, la presión de sus manos era como ser sujeto por prensas de frío metal, por el contrario sus ojos centelleaban con una mezcla cálida de furia y deseo en iguales medidas.

—Suéltame, —murmuró bajo, una orden con la que intentaba contenerlos a ambos.

—No, no hasta que contestes a mis preguntas, no hasta que consiga lo que quiero.

—No sé qué maldita cosa sea la que quieras, pero no estoy obligado a darte nada.

La criatura lo zarandeó un poco, arrancando un ligero jadeo de dolor que intentó contener. Instintivamente se había sujetado a los antebrazos fornidos que lo apresaban, sin embargo intentó no hacer fuerza ni luchar contra él, en primer lugar porque sabía que sería inútil, y en segundo porque eso alimentaría los instintos de caza del otro.

Servicio Feérico (SiChul)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora