Él día en que ellos regresaron

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Hello there! Acá termina la primera parte de la historia y comienza la segunda.

Darth Vader aguantó con valentía el dolor que le producía cuando Padme tiraba del traje que se pegaba a su piel. Pero más allá del dolor, más allá de la sensación física de estar siendo desgarrado, se sentía libre. Libre de aquel traje que lo había acompañado por más años de los que podía recordar. Su maestro siempre había dicho que moriría sin ese traje, y él lo había creído. Ahora se daba cuenta que su vida nunca estuvo en peligro sin ese traje, sino que todas las torturas del emperador lo habían hecho pensar que si. Todo estaba en su mente. Todo estaba allí. El emperador había hecho eso. 

Pero ¿Por qué? ¿Por qué confinarlo a un traje? Era algo que no podía recordar. Había sido torturado encerrado en aquel traje, habían robado su vida, y habían robado su propia identidad.

Cada día confinado a aquel traje fue una tortura infinita, sin poder sentir la luz del sol sobre su rostro, sin poder observar nada con sus propios ojos, incluso sus pulmones tardaban en asimilar que podía respirar por si mismo sin aquel incómodo respirador. 

Algunas telas cubrían el cuerpo de Vader cuando Padme terminó de retirar el traje, pero Padme vio que él apretó los puños e incluso ahogó una maldición cuando ella retiró el traje de sus piernas. Sabiendo que estaba siendo bastante temeraria, levantó un poco la tela que cubría las piernas de su maestro y él detuvo su mano. 

Pero cuando ella lo miró con tranquilidad y no apartó su mirada, él se lo permitió.

Padme ahogó un grito de sorpresa al ver que las heridas estaban abiertas y sangraban, no solo por las agujas que acababa de extraer de su piel, sino porque sus huesos se habían fracturado de alguna manera y a pesar de que estaban en su lugar nuevamente, los tendones, ligamentos y músculos aún no sanaban del todo.

¿Cómo era que con heridas así él podía siquiera caminar? 

- Necesitas atención médica maestro- susurró Padme y a él se le hacia un poco más antinatural que ella lo llamara maestro. Hace algunos días habría sido lo lógico, pero por alguna razón ahora era extraño.

- Estaré bien- dijo él cortamente tratando de no sentirse avergonzado por mostrarse tan débil ante una de las inquisidoras.

Pero los ojos amables con los que ella lo miraba, ¿Por qué lo miraba así? Debería aprovechar la oportunidad e intentar matarlo. El no tenía problemas con morir en ese minuto. Había sentido y respirado aire puro nuevamente sin aquel traje, y había podido ver el hermoso rostro de la inquisidora. Se asustó a si mismo cuando sus pensamientos nuevamente lo llevaron por aquella línea.  ¿Quién era ella y por qué imágenes de él y ella juntos asaltaban su mente?

Padme levantó un poco más el pantalón de una fina tela negra que cubría a Vader y observó una extraña cicatriz. Era por lejos mucho más antigua que todas las demás. Y sabiendo que estaba siendo demasiado arriesgada, se atrevió a tocar la cicatriz en su muslo izquierdo. Él solo la observaba probablemente preguntándose que hacía, pero demasiado cansado como para siquiera alejarla.

Ella miraba aquella cicatriz y un intenso dolor en su cabeza comenzó, haciéndola encogerse.

- ¿Estás bien?- preguntó Vader sentándose y tomándola de los hombros.

Ella miró lo irónico que era que precisamente él le estuviera preguntando si estaba bien, pero Padme realmente no estaba bien, el dolor de cabeza aumentaba luego de haber visto su cicatriz, y entonces cuando vio sus ojos, cuando sintió sus manos sostenerla con algo de suavidad, ella comenzó a recordar imágenes que no sabían lo que significaban.

Recordó abrazar con fuerza a dos niños de aproximadamente 10 años o menos que lloraban amargamente, una joven togruta ciega que lloraba amargamente también y una holograbadora. A pesar del profundo dolor en su cabeza, siguió intentando recordar. Un hombre torturado, un hombre que parecía perdido era lo que aparecía en la grabadora. Un hombre que llamaba ángel a uno de los presentes.

El guerrero de las sombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora