-Elena... -¿Me deseas, Leonardi? Sus labios están tan cerca de los míos que puedo beberme su aliento, sus ojos están viendo directo a los míos que transmiten deseo. -Demasiado. -Entonces soy toda tuya. No pierdo el tiempo en darnos la vuelta y hacerme de sus labios, y de su cuerpo. Es mía.