TERCER y CUARTO libro de la saga «Placeres Culposos». Una mirada. Un momento. Una chica. Ella fue todo lo que necesité para perder la concentración. Thais Delgado, mi octavo pecado capital. Fue el placer más culposo que pudo llegar a mi vida. Nos sedujo la violencia de las pasiones que anhelábamos tomar. La codicia de un deseo destructivo, del mismo modo en que se consumen el fuego y la pólvora en un beso voraz. No nos pertenecemos. Nunca debí haberla visto después de nuestra primera noche juntos. Pero la ansío. Soy adicto a ella. Es mi placer oscuro y mi abismo.