Él era un idiota en toda la extensión de la palabra. A veces parecía que tenía un letrero de luces de neón que leía "idiota aquí". Mis amigas, que no eran muchas, y mi madre opinaban lo mismo que yo, bueno mi madre no tanto pero ella ya no estaba. Heima y Raylie decían que lo superara de una maldita vez, que él me traía a su antojo y yo como si no me hiciera nada. Que no me atara y que buscara otro que me valore. Rouse, Estefanía y Jeral decían que yo le gustaba sólo que tenía miedo de admitirlo ya que era emocionalmente cerrado y por eso me estaba perdiendo y eso lo hacía muy idiota. Mamá solía reírse de mis quejas, me acariciaba el cabello y decía que sólo lo besara y ya, que si le gustaba él me iba a volver a besar, y si no le gustaba pues él se lo perdía. Y mi única solución a eso siempre era, y creo que siempre será: me gusta el idiota
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