A mí también me gusta un idiota #1

Va de nuevo x2

-¿Podemos dejarlo para después?-me preguntó Ian después de un rato.

Lo miré, él yacía en el borde de su cama con la cabeza entre las manos, parecía abatido y la verdad los cólicos seguían matándome así que tampoco quería seguir, los ojos me ardían.

-Seguro-contesté mientras guardaba el archivo-Podemos seguirle el sábado, en mi casa-cerré todo y apagué la computadora.

-¿Por qué no el viernes?

Tomé mi mochila y me le acerqué.

-No...no puedo el viernes-susurré, me miró.

-¿Qué harás? Si se puede saber.

Creo que la atmosfera de paz se iba a ver alterada por lo que revelaría a continuación.

-Henry tiene partido y me invitó-sonreí-Es quarterback de su equipo-dije con orgullo, como si yo fuera la del equipo- y como es el primero de la temporada significa mucho para él.

Ian tomó mi mano y tiró de mí a su regazo haciendo que quedara montada de cara a él. Adiós a mi mochila y mis buenas intensiones. Hola hormonas y recuerdos de cómo gritaba como posesa debajo de él. Tenía que alejarme cuanto antes, lo sabía, pero me sentía a los ojos de la serpiente sin escapatoria...le tenía fobia a las serpientes, creo que ya lo había mencionado.

-¿Regresaste con él?-preguntó en un susurro.

-Algo así-murmuré-Estamos intentándolo, aún no somos novios estrictamente pero ese es el punto al final, volver a estar juntos-me encogí de hombros.

-¿Le dijiste lo que...lo que pasó entre nosotros?-negué con la cabeza-¿por?

-Henry quiere intentarlo de nuevo y no quiero arruinarlo-le acaricié la mejilla-A parte que lo que paso entre nosotros no se volverá a repetir.

-Te engañó-masculló-No hiciste nada diferente, y no salías con él.

-Lo sé, pero a pesar del daño se merece una oportunidad-suspiré-Yo no salía con él pero tú sí con Allie, hiciste mal-se encogió de hombros.

-Ya lo superamos, aunque en serio me gustó-enrojecí, pero decidí cambiar de tema.

Si seguíamos por ese camino nada iba a terminar bien.

-Ian, ¿estás bien?

-Contigo, aquí, sentada en mí regazo después de que me gritaras que me alejara. Me siento perfecto.

Casi sonreí, casi.

Se inclinó hacia mí, su nariz trazó una línea en mi cuello haciendo que me olvidara de lo que quería decir, céntrate, no es momento para hormonas.

-Pero ahora que lo dices-susurró mientras besaba la hendidura debajo de mi oreja-¿Por qué lo preguntas?

Sentí como me lamía la marca antigua de sus dientes. Hay, Santa Virgen de la Papaya, me estaba haciendo un charquito en sus piernas y estaba a punto de cagarla otra vez. No está bien, tienes a Henry esperándote en casa...

-Clarie-me llamó.

-¿Hum?-jadeé al sentir sus manos por debajo de la sudadera.

-¿Qué por qué preguntas?-pude sentir su sonrisa en mi cuello.

-Ah, cuando llegué tus padres discutían-susurré y enredé mis manos en su cabello-Me preocupé.

Tiré de él hacia atrás para apartarlo de mí y verlo a los ojos, me miró un segundo y sentí que mi corazón se hacía más pesado. Quería borrar su tristeza a como diera lugar, parecía tener una tortura en ellos, como si estuviera a punto de explotar.