Henry Hale

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Henry era un paquete de un metro con noventa que incluía espaldas anchas, brazos de infarto, unas abdominales de acero, cortesía del futbol americano. Ojos alucinantes y un cabello castaño indomable en el que solía enredar mis dedos siempre que podía...y seguía igual de guapo, después de un año él estaba ahí. Ni siquiera me la creía. Había estado evitando tanto este momento y tenía que venir a aparecer justo ahora.

-Hola-me sonrió. Dios bendito, había olvidado lo guapo que era.

-Ho...hola-sacudí la cabeza-Molly, él es Henry. Henry, Molly-mi nueva amiga le extendió la mano.

-Mucho gusto-incluso ella parecía acalorada.

-Igual-hiso su sonrisa ladeada y como que me ahogué-Clarie, ¿estás muy ocupada?

Miré a Molly en modo de respuesta pero ella se rió. No, no me puede dejar sola, no con él...

-Tengo que irme-dijo, y me va a dejar sola-Te veo mañana en clases-sonreí tensa mientras ella seguro creía que me hacía un favor.

-Sí, vale, adiós. Con cuidado-me abrazó.

-Si tienes a uno de esos detrás de ti no entiendo porque lloras por Ian-me susurró en el oído.

-Lárgate de una vez-gruñí y ella sólo rió.

Miré como se alejaba intentando mantener la cordura a un lado de mi ex novio súper guapo. La última vez que hablamos le deje muy claro que no iba a funcionar...no con él acostándose con otras a mis espaldas y luego viniendo conmigo. Una relación era de dos, tal vez tampoco Ian entendía el punto.

-Hace mucho que no te veía-dijo cuando lo miré-¿cómo has estado?

Metió las manos en sus bolsillos y las venas se marcaron de esa forma que a muchas mujeres nos gusta, joder se veía tan sexy. Quería que esos brazos me rodearan y nunca me soltaran.

-He estado mejor-sonreí-¿y tú?

-Lo mismo. Soy quarterback del equipo-sonreí-¿Las clases van bien? ¿Cómo está tu papá?-lo miré un poco confundida.

Era un tanto extraño que me preguntara por mi padre, no es que no se llevaran bien pero tampoco era como si le importara. Mi mamá murió y él me puso los cuernos, no sabía ni qué contestar.

-Ha estado un poco mejor-contesté mirando mi vaso-Claro, a veces lo encuentro mirando su foto con anhelo pero ya está más tranquilo-lo observé, se veía triste.

-¿Cómo has estado tú? ¿La llevas mejor?-mis ojos se llenaron de lágrimas.

-Sí, la llevo un poco mejor. Digo...mi mamá no va a volver-contesté con la boca temblorosa-No hay nada que se pueda hacer, no puedo seguir estancada en el pasado-él sonrió de una manera tan...no-Y tú, ¿qué me cuentas? ¿Quarterback dijiste?

-Sí, cariño, ya sabes, espero-se aclaró la garganta-verte en los partidos cuando la temporada comience-me reí.

-No sé, ¿y tu novia es la líder de las porristas?-frunció el ceño como si lo hubiera ofendido.

-No he tenido novia desde que terminamos.

Honestamente no era mi intención ser tan perra, pero me solté riendo a carcajada limpia. Basándonos en la razón por la que terminamos eso era una falsedad grande. Y a mis humores yo no quería aguantar mentiras. Todos eran iguales, siempre arruinaban las cosas y luego decían cosas lindas para intentar ser perdonados...y porque los amabas y eras una idiota los perdonabas pero no está vez, no justo ahora, me sentía agotada emocionalmente que no tardaba en echarme a llorar.

A mí también me gusta un idiota #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora