Necesitaba verte

289 12 3
                                    

Papá me regañó tanto que parecía no estar enferma sino que acababa de chocar el auto. Traté de convencerlo de que fue hasta que se acabó el partido, con Estefanía apoyándome, pero no nos creyó y mi amiga terminó por ser muy mala acompañante. Me mando a mi cuarto y me quitó el celular, luego mandó a Clarence a que la llevara a su casa con la amenaza sobre que no saldríamos solas de nuevo y mi hermano nos acompañaría a todos lados.

-Papá-gemí cuando entró a darme el jarabe-Estoy bien, sólo fue la fruta-me miró molesto-No me sentí mal hasta que estaba esperando a Henry, de verdad. En cuanto vomité me fui de ahí. Ya te lo dijo Estefanía.

-Me preocupas, y como al parecer no puedes cuidarte tú sola-gruñí-No sales el fin de semana.

-¡¿Qué?! Ya estoy mejor.

Y la semana que viene es el baile de invierno y si no voy Rouse me mata, no le puede hacer esto a una chica en su último año.

-¡No me grites, Clarissa! Soy tu padre y me preocupo por ti-gemí y me negué a abrir la boca-Ten-me extendió el vasito con jarabe color naranja cremoso-Tómatelo-no abrí la boca-¡Por dios, Clarie! No tienes cinco años, ya estás grande y ni siquiera son inyecciones, es sólo jarabe.

-Uno que sabe a meados de animales-mascullé sin separar los dientes.

-Que te lo tomes.

Intentó acercarme la medicina pero comencé a esquivarla, no me iba a tomar esa mierda de jarabe y a ver qué hacía.

Recurriendo a estrategias paternales creadas por los papás prehistóricos y con las que posiblemente me vería humillada, me tapó la nariz con una mano. Aguanté cinco segundos antes de boquear y que mi papá vaciara el líquido en mi boca y luego la cubriera con su enorme mano.

-Lo escupes-me amenazó-Y volverás a tomarte otro vaso. Aún así tenga que darte toda la botella hoy, Clarie, te vas a tragar la medicina-¡no!

Pasé rápido y luego empecé a hacer caras. Sabía asqueroso, como a polvo con agua. Mi estómago empezó a contraerse en respuesta, ni siquiera él lo quería y eso que todo era por su culpa, ahora se aguantaba. Íbamos bastante bien como para recaer en estos instantes.

-Ian marcó mientras no estabas-me dijo mientras sacaba el termómetro-Abre sino te lo meto por donde se le toma a los perros-está vez obedecí-Le dije que saliste, preguntó que cómo seguías y a qué hora mañana-ay, lo había olvidado-Dijo que tenían tarea-asentí mientras jugaba con el termómetro en mi boca-Estate quieta, Clarie-me soltó un manaso, gruñí en respuesta-Le dije que viniera a las tres, ya que no eres muy madrugadora últimamente-le fruncí el ceño-Cariño, ¿sales de nuevo con Henry?-asentí-Dame, anda.

Abrí la boca mientras me quitaba el termómetro, hizo una mueca mientras veía mi temperatura y luego sacó la cubeta con agua que habían dejado debajo de mi cama con una franela.

-Quítate todos los suéteres que traes-me ordenó.

Volvemos a donde empezamos, maldita sea ya me había sentido mejor.

Obedecí sin rechistar, cuando se ponía así de serio más me valía cerrar la boca. Antes le contestaba como si fuera otra persona, las batallas épicas que mamá y Clarence se habían aventado por nuestra culpa, una vez discutimos a gritos sobre si podía ir a una fiesta o no, papá había arrojado un vaso al suelo haciendo que mamá se saliera de sus casillas y nos riñera a ambos. Al final no fui a la fiesta, pero papá no vio su partido.

-Me gusta Henry-susurró mientras exprimía la franela-Es un chico que ha sufrido mucho-suspiré y me dejé caer en la cama con la camisa de manga larga puesta-¿Pelearon?

A mí también me gusta un idiota #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora