Zorra

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Mientras bajaba las escaleras de la casa de Ian vi en el sofá un enorme ramo de rosas con un peluche a un lado. Comencé a atragantarme mientras mi cabeza ataba cabos y sabía a quién le tocarían la puerta en unas horas y le daría esos regalos. La chica de las rosas no iba a ser yo.

La respiración comenzó a fallarme, sentía una pesadez en la garganta que me obstruía el tragar mientras un vacio trepaba por mi estómago. Me precipité hacia la puerta pero, como era de esperar, terminé chocando con él.

-¿Ya te vas?-preguntó mientras me sostenía.

Suéltame, no quiero que me toques, tus manos me lastiman. No me mires de esa manera si nunca me vas a querer como yo a ti.

-Sí, Clarence no tarda en llegar y no querrá verme aquí-sonreí.

-Vale, ¿qué harás más al rato?

Para ti estoy ocupada. No podemos seguir así, déjame, de nada sirve que me siga enamorando de ti.

-Terminaré un trabajo-suspiré-habíamos quedado en algo, Ian-sonrió.

-Lo sé, sólo quería ver si decías lo mismo si no está tu hermano.

Apreté los dientes intentando ignorar el nudo en la garganta que habían provocado las rosas, rosas que no iban a perfumar mi habitación. Me encogí de hombros y caminé hacia la puerta.

-Tengo que irme-murmuré.

-¿Qué te dijo Mady?-me acompañó a la puerta.

-Cosas de niñas-sonreí pero recordé lo que mencionó de un trabajo-Oye, por cierto. Haré el proyecto contigo, el que no seamos amigos no cambia eso. Ocupo pasar historia.

Iba a tomar el picaporte cuando se me adelantó y lo tomó, apoyó la espalda en la puerta impidiéndome salir mientras se deshacía de la sudadera, mierda, sí era un asesino serial. Lo miré frustrada, Clarence no tardaba en llegar y si se enteraba de que estaba en casa de Ian se iba a enojar mucho...y en todo caso que fuera una potencial víctima yo quería vivir, había cosas que aún no he hecho.

-Ian, necesito irme, deje a Rouse lavando sola y su madre me va a regañar.

-¡No me importa Rouse ahora!-gruñó y lo miré alarmada-Ayer en la fiesta...

-No te vi-lo interrumpí.

Pues no, andaba encerrada en un cuarto con un chico enmascarado que me había hecho olvidarlo.

-No me viste porque iba con antifaz y traía lentes de contacto-fruncí el ceño-Azules...no, no estaba pensando claro, o bueno, no pensaba con la cabeza correcta. Acababa de pelear con Allie y te veías jodidamente caliente y cuando menos pensé sucedió-lo miré sin entender.

Me enseñó el cuello y los brazos. No conformé se quitó la playera y me dio la espalda y luego volvió a mirarme.

Estaba lleno de rasguños, mordidas y chupetones. Sin creérmela todavía me acerqué y puse una mano en los rasguños de su pecho y los seguí con mis uñas, Ian se estremeció y soltó un jadeo.

Aparté la mano aterrada y di un paso atrás. No, no era verdad. El tipo se llamaba Scott y tenía unos increíbles ojos azules, no podía ser Ian. Pero... el chico uso la más cara todo el tiempo pero...él sabía que era yo, lo supo todo el tiempo y yo había confesado lo que en realidad sentía por Ian. Habíamos follado joder, y mucho.

Por mi visión periférica vi el estúpido ramo de rosas y lo entendí, la que abrió la puerta mientras lo hacíamos había sido Allie y nos había visto, distinguió los disfraces y vio como cogía con su novio...y vio como él no se quejaba. Con lo que estaba en el sillón quería pedirle disculpas por haberse acostado conmigo y solucionar las cosas con ella mientras que a mí me arrebataba el escape y me destrozaba.

A mí también me gusta un idiota #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora