Crush...

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Miré a Ian ruborizada mientras sus brazos me rodeaban y me mantenían en sus piernas. Los colores se me subieron al rostro mientras seguía sin moverme, como un ratón ante los ojos de la serpiente. Mierda, le tenía fobia a los reptiles.

-¿Estás bien?-preguntó en un susurro.

Asentí con la cabeza sin dejar de mirarlo, Ian se acercó un poco más y suspiró, su aliento me golpeo en el paladar y olvidé lo que estaba por hacer...hasta que papá se aclaró la garganta.

Volteé a verlo, nos miraba con las cejas enarcadas mientras dejaba su equipaje en el suelo imponiendo toda su altura, esto no traería nada bien.

-¡Papá!

Ian me soltó y yo me levanté para correr a abrazarlo, claro, finge que no estabas en las piernas del chico que te trae loca con la casa sola, aunque él no sabía eso y podía decirle que él acababa de llegar. Excusas, necesitaba excusas.

-Pensé que llegarías más tarde-dije mirando el reloj nerviosa.

-Pues te iba a dar una sorpresa-me extendió una bolsa de regalo.

Sonreí como niña en navidad y la abrí dando saltitos, desde siempre papá nos traía un regalo a donde sea que fuera, generalmente eran llaveros con alguna que otra chuchería. Ahora me trajo un perfume y un vestido con una caja de chocolates. Hermoso, ¿ya les dije cuanto amaba a mi papá? Creo que necesito recordárselo para que no me mate.

-Pensé que estarías sola-dijo de manera acusadora mientras veía a Ian que ya tenía la mochila puesta y un pie afuera, metafóricamente hablando-Hola, eres Ian, ¿verdad?

-Buenas tardes, señor-le estrechó la mano-un gusto tenerlo de vuelta. Yo...ya me iba.

-Sí-secundé-ya se iba.

-¡No! Quédate-miré espantada a papá mientras se quitaba la corbata-Planeaba llevar a Clarie y a Clarence a comer al centro, acompáñanos.

Ian me miró aterrado mientras yo me ruborizaba. Sí, eso no iba a pasar...

-Clarence no está-dije desviando su atención de Ian-anda de novio con Jeral, que por cierto no me dijeron nada así que espero que lo riñas ya que se le olvida que ella es mi amiga y necesitaba saber, y salieron después de la escuela.

-Mejor, sirve que conozco a tu novio.

Ian y yo nos miramos espantados y nos apresuramos a sacarlo de su error. Mi papá se soltó riendo por su maldad, vaya con el señor, ya arreglaría cuentas con él. O sea, sí quiero que sea mi novio pero tampoco se lo voy a soltar así de golpe.

-Ya, ve a cambiarte. Hace frio-miró a Ian-Y tú, jovencito, no es muy decente que mi hija estuviera en tus piernas cuando yo llegué.

-No, papá-me acerqué-lo que pasó fue que...

-Ve a cambiarte, cariño. Anda.

Sin darme chance de discutir me empujó hacia las escaleras, le di un último vistazo a Ian y subí a ponerme pantalones.

Demonios, papá iba a intimidar a Ian y lo poco que hemos construido se iba a ir a la mierda. Tomé unos de mezclilla oscura y me puse los tenis con mis calcetines largos, solté mi cabello y lo amolde a mí alrededor. Iba a comer con papá e Ian, sabía que el fin del mundo estaba cerca.

Baje corriendo las escaleras para evitar una masacre, papá estaba al pie de éstas con su gabardina gris, brinqué y lo abracé por atrás.

-Estoy lista-Ian sonrió-¿A dónde vamos?

A mí también me gusta un idiota #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora