Treinta y tres

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Yuqi cerró la puerta con un suave clic en ella y dejó las bolsas sobre la mesa de la cocina. Sus pies la estaban matando.-¿Chicos?-llamó.

La única respuesta fueron unos sonidos graciosos. Oyó un sonido ronco que provenía de escaleras arriba. Un estruendo, un choque y luego un grito.

-¿Yongbok?-Yuqi subió rápidamente por las escaleras. Hizo una pausa, escuchando más.

Palideció.

-Oh, Dios Min...Minho, oh por Dios, eres tan... Ugh, Dios, Min...Minho...tan cerca, voy a correrme... Oh Dios, siempre lo haces tan bien... Hazlo... Duro...-la voz de Yongbok recorrió todos los pasillos de la casa, golpeando a Yuqi como una tonelada de ladrillos.

-Oh mi Dios-susurró, retrocediendo un poco. Su vista se clavó en la puerta, en lo alto de la escalera; la puerta de Minho.

Se oyó un ruidoso gemido, haciendo que ella se estremeciese, y luego escuchó un gruñido.

-Dios, Yongbok, lo tienes por todas partes.

-Está en mí, en mí. Oh, Dios-respondió audiblemente Yongbok, jadeando.

A continuación, Yuqi escuchó un estruendo contra la pared, haciéndola sacudir ligeramente.

-Yongbok, mierda, te amo, eres tan hermoso...

Yuqi cubrió su boca con una mano y salió rápidamente hacia la calle, su estómago dando sacudidas. Caminó un poco por el sendero y se sostuvo contra el buzón, doblándose hacia adelante y respirando profusamente. Su boca estaba diluida y sintió que podría vomitar. No estaba segura.

No obstante estaba segura de una cosa: ella había tenido razón todo el tiempo. Todos esos años cuando sospechaba las peores cosas sobre sus gemelos, ella había tenido la razón.

Se puso de pie y tomó aire profundamente, cerrando los ojos y frotando su estómago.

-Mierda-dijo amargamente.-Maldita sea.

Pateó el buzón furiosamente.

-Esto es mi culpa-Yuqi quería gritar o llorar. Cualquier cosa que liberara el enojo y la tristeza dentro de ella.-¿Qué puedo hacer?

Hizo lo único que podía. Caminó de vuelta a la casa, temblando hasta que alcanzó la puerta. Abrió y cerró con un fuerte golpe.

-¡Chicos, estoy en casa!-llamó.

La casa estaba en silencio. Suspiró aliviada. ¿Tal vez había imaginado todo?

Oyó un crujido en la escalera y Yongbok descendió con una camiseta arrugada y pantalones de dormir. Su pelo estaba desordenado y su rostro estaba sonrojado. Él le sonrió y se estiró.

-Hola, mamá, ¿ya de vuelta?-dijo Yongbok.

Yuqi no pudo decir nada por un momento, le miró fijamente. Él lucía tan radiante, feliz y como si acabara de...-Sí-dijo.

-¿Estás bien? Te ves un poco enferma-dijo Yongbok alzando una ceja.

-No, no. Estoy bien-respondió.-Sólo un poco... cansada-ella notó, entonces, una toalla alrededor de su cuello.

-Voy a tomar una ducha-dijo él.-¿La cena estará lista pronto? Estoy hambriento.

Ella tragó.-¿Por qué no usas el baño de arriba?

-Minho-ah está usándolo. Y sé lo que dirás, el agua caliente se acabará. Así que supongo que podemos ducharnos juntos para conservar el agua-comentó Yongbok riendo un poco.

Yuqi palideció y Yongbok la miró extrañado.

-Estaba bromeando-dijo.—Deberías sentarte o algo. ¿Tal vez podríamos ordenar pizza?

-Um, sí-Yuqi se sentó junto a la mesa y Yongbok le dio un pequeño beso en la mejilla, para después desaparecer en el baño. Olía a sudor y al perfume de Minho. Yuqi se estremeció un poco con el toque y colocó su mano sobre su mejilla sintiéndose enferma.

Ella no sabía que debía hacer. Tenía que hacer algo, era necesario. No podía simplemente sentarse allí y pensar en lo que sus hijos estaban haciendo. Se volvería loca.

Se preguntó si ella era la única que lo había notado, la única que sabía. Esperaba que así fuera. Por sobre todo, más allá de la sorpresa, el disgusto y el desconcierto, ella estaba preocupada. Por ellos, por lo que podía sucederles. O de lo que les sucedería.

No eran muy cuidadosos. No en casa, por lo menos. Yuqi suspiró en alta voz y enterró su cara entre sus manos, inclinándose y sollozando. No notó que Minho aparecía arrastrando los pies y frotando su cara.

-¿Mamá?

Yuqi alzó la vista y su cara se nubló inmediatamente. Sentía ira hacia Minho. Sólo pudo mirarlo airadamente, sin saber que decir.

-Mamá, um, ¿qué pasa?-preguntó Minho nerviosamente. Lucía tan desarreglado como Yongbok.

-¿Qué pasó con tu ducha?-preguntó bruscamente.

Minho frunció el ceño.-Tú sabes que la ducha de arriba apesta.

-Deberías ducharte-le dijo Yuqi, mirando hacia abajo.-Tu hermano se está bañando.

-Sí, lo sé...-Minho cambió el peso de su cuerpo, incómodamente, hacia su otro pie.-Lo haré, no te preocupes.

Yuqi se levantó y pasó a su lado, murmurando algo por lo bajo.

Minho le miró confuso, mordiendo su labio.-¿Mamá...?

Escuchó la puerta de la habitación de su madre cerrarse estruendosamente. Él se sentó pesadamente frente a la mesa de la cocina. No comprendía que era lo que estaba molestando a su madre.

don't tell mom 🗝️-minlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora