L. A. [2]

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Una lluvia caía estrepitosamente en la Tierra mientras se veían relámpagos y se escuchaban truenos. Algo pasaba en el cielo, como si las puertas que conectaran con la Tierra se estuvieran forzando a abrir trayendo caos y desastre.

Entre toda esa lluvia y caos cayó algo, más bien alguien, un fiel creyente de que todo lo que le estaba sucediendo era por algo previamente escrito y aunque no lo comprendiera intentaría aceptarlo, por primera vez en miles de años había un soldado del cielo caído, la tormenta y el caos habían traído algo con ellos, ahí estaba, tirado en medio del bosque, con todos los árboles a su alrededor derrumbados, había un hombre ahí, un ángel caído, un ángel expulsado del cielo.

Y es todo lo que llevo —dijo la chica cerrando la computadora.

Es muy bueno Harry, ¿que harás con eso? —preguntó su hermano caminando por el departamento con sus zapatos en la mano.

— ¿A qué te refieres, Ethan? —dijo y el mayor se sentó a su lado para ponerse los zapatos.

— ¿A qué te refieres tú? Es un libro ¿no? deberías publicarlo —la chica rió y se levantó del sofá para caminar a la cocina y sacar un yogurt de la nevera—, ¿Qué te da tanta risa? lo digo en serio Harry.

— Llevo menos de cien palabras y ultimamente me cuesta demasiado encontrar las palabras adecuadas —Ethan sonrió y se levantó acomodando su traje.

Se veia nervioso y asustado, acomodó dos veces su corbata frente al espejo, entro y salió del baño acomodando su cabello y cepillando sus dientes, dió tres vueltas a la casa buscando su telefono que ya tenía en la mano, y se detuvo en seco frente a su hermana, ella levantó la mirada y lo miró esperando.

— ¿Qué?

— ¿Cómo me veo? -preguntó girando al espejo.

— Ethan, te ves bien, ahora deja de darle vueltas al asunto y solo ve a trabajar ¿sí? —el hombre sonrió y besó la cabeza de su hermana.

— Sal a comprar algo para que comas, iremos el viernes a comprar comida, a menos que quieras ir hoy tu sola.

— Iré hoy, debo ir a comprar mis libros para mis clases.

— Cierto, ¿cuando es tu primer día? —se paró frente a la puerta.

— Lunes a las ocho de la mañana, ahora deja de perder el tiempo y vete, que se te hará tarde.

— Te amo enana —dijo saliendo del departamento.

La chica suspiró pesadamente y dejó salir y quejido antes de levantarse y mirarse en el espejo. Cabello despeinado, ojeras del tamaño del sol y la luna juntos, una potencial espinilla en la nariz y la marca de la almohada aún impregnada en su mejilla.

— Que fantástico, ya luzco como universitaria de último año —dijo para entrar al baño y ducharse.

Luego de vestirse y salir del apartamento, golpearse con el fuerte sol de verano en Los Ángeles, se encaminó hacia una cafetería para tomar un té helado esperando que eso terminara con el Jet lag, aún no sabía como Ethan se había ido sin apenas sentir el cambio de horario y ella estaba luchando por mantenerse con vida y de pie en medio de esa cafetería concurrida, pareció haberse perdido en su cabeza mientras veía al chico intentando pedir su orden.

Delgada Línea [Robert Downey Jr]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora