No lo haré[23]

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Ethan miraba a su hermana y después miraba al hombre que estaba detrás de ella, erguido y con el pecho en alto, un hombre que claramente no tenía la edad de su pequeña hermana, llevaba un traje puesto y unos lentes de sol rojos, su traje era elegante y tenía en la mano un ramo de flores que su hermana casi tiraba del asombro cuando lo vio entrar. El hombre permanecía quieto, incluso divertido con la situación, nada que ver con Harriet que creaba diez mil ideas por segundo.

— Robert Downey —habló el mayor extendiendo su mano a Ethan con seguridad y carácter, Ethan sonrió.

— Ethan Darcy —estrechó la mano, Harriet los miraba con duda—, es un placer conocerte al fin, Robert, me preguntaba yo quien tenía de esa manera a mi hermana —Robert giró a verla con con la ceja enarcada y una ligera sonrisa.

— Que bueno que ya lo lograste —sonrió y Harriet se acercó—, bien corazón ahora que nosotros te ahorramos la tarea de presentarnos, quizá deba irme.

— No —habló Ethan con velocidad—, estoy muriendo de curiosidad y déjame decirte de la manera más heterosexual posible, estás muy bueno cuñado, y mi hermana lo sabe —Harriet se sonrojo y Robert carcajeó—, tengo que irme a entregar unas cosas pero te quería traer tu pizza Harry. Nos vemos luego, Downey, un placer —estrechó su mano y salió del lugar.

— Bueno eso fue fácil —habló Robert abriendo la caja de pizza y sacando un trozo.

— ¿Que mierda acaba de pasar? —preguntó al fin la chica sentándose en el sofá.

— ¿Dónde quieres que ponga las flores? Quizá un jarrón sirva —habló abriendo todas las puertas en la cocina buscando uno.

— ¿Cómo es que no te intentó matar? —continuaba la chica.

— No puedo creer que no tengas un jarrón, ellas en verdad necesitan uno, no podemos dejarlas así —dijo poniéndolas en la encimera con cuidado.

— ¿Y si después me mata lentamente?

— Harriet —habló Robert con firmeza atrayendo la mirada de la chica, sabía que cuando se ponía serio era cuando ella más lo deseaba—, tienes que parar con eso, me estás mareando, necesitamos ir a comprar un jarrón ya —tomó las llaves de su auto y la tomó de la mano—, ¡Ya! —la chica asintió levantándose y tomando las llaves de la casa para salir tomada de la mano del hombre.

Caminaban por los pasillos del edificio, ella solo seguía el camino que él me marcaba porque aún no la soltaba, sonrió tontamente, le encantaba que la tomara de la mano y la llevara con él. Le encantaba cuando él estaba en su propio mundo pero aún así no la soltaba, amaba las manos de Robert y el poder que tenían sobre ella.
Entraron al ascensor y se quedaron en silencio, ninguno decía nada ni intentaba romper el silencio, él seguía con su mano entre la suya sin afán de soltarla en algún momento, incluso su pulgar hacia pequeños cariñitos en el dorso de su mano, cosa que la hacía sonreír como colegiala. Lo miró de reojo, ese semblante serio, la barba de dos días apenas visible, la increíble manera en que su cabello se peinaba, sus pestañas perfectas y su nariz magnífica, el hombre era un regalo tallado por Zeus y la tenía a ella tomada de la mano.

— ¿Profesor? —habló la chica llamando la atención del mayor, quien la miró con el ceño fruncido—, ¿profesor le han dicho que usted es un hombre guapísimo?

— ¿Eso piensa... señorita Darcy? —ahora todo su cuerpo miraba hacia ella haciéndola sonreír de los nervios, la mirada del hombre siempre la ponían nerviosa—, te amo, Harriet —soltó sin más y la besó, la chica sintió su corazón sonreír y lo abrazó con fuerza.

— Te amo, Robert, no te vayas nunca por favor —susurró.

— No lo haré, no lo haré, hermosa —me correspondió el abrazo con una sonrisa.

Delgada Línea [Robert Downey Jr]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora