Video [24]

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— Profesor Downey.

— Señorita Darcy ¿puedo ayudarla en algo?

Preguntó Robert desde su escritorio mirando a Harriet que intentaba explicarle algo a Tyler.

— Sí, ¿cuál es la diferencia entre el guión literario y el técnico? Porque Ty no me entiende —Robert se levantó y le sonrió a su novia para después sentarse en una silla de alumno frente a ellos dos.

— Ty... —dijo Robert mirando de reojo a Harriet quien sonrió—, un guión literario es lo que te escribe por decir la historia de tu película, te define lugares, escenas y diálogos que se desarrollan...

Harriet lo veía explicarle a su amigo y recordaba el día anterior cuando estaban desnudos y solos, de solo recordarlo Harriet se sonrojó y bajó la mirada a su libreta y continuó escribiendo su guión mientras Downey seguía explicando, el calor comenzó a subir en ella, estaba recordando de nuevo el día anterior, los sex flashbacks no la dejaban en paz y ya estaba muy mal como para seguir en el salón de clases, se levantó de golpe sorprendiendo a los dos hombres que estaban junto a ella y salió rápidamente del lugar.

— Espera un momento, Dalton, iré a ver qué pasa con Harriet, quizá sea sobre lo que me contaste el otro día —Tyler asintió preocupado y Downey salió rápidamente del lugar.

Observó que la chica avanzaba directamente al baño y avanzó discretamente al mismo, se aseguró de que no hubiera nadie cerca ni dentro y entró cerrando con seguro la puerta. Harriet estaba frente al espejo y dio un salto en cuanto vió al hombre cerrar la puerta.

— ¿Qué diablos haces? —preguntó en susurro—, esto es muy arriesgado.

— ¿Qué pasó? —preguntó acercándose relajado—, ¿estás bien? —Harriet miró al suelo sonrojada y rió—, ¿Harry?

— Rob —rió—, estoy bien —Robert sonrió y se acercó a ella.

— Conozco esa sonrisa señorita —la tomó de la cintura y le besó el cuello—, ¿recordando cosas interesantes?

— Robert por Dios, estamos en la escuela —lo alejó riendo y lo observó parado frente a ella, sin el saco de su traje, la camisa con las mangas dobladas debajo de sus codos, su corbata colgando de su cuello y su cabello perfectamente peinado, se veía casi celestial—, carajo —susurró mordiendo su labio y mirando al suelo.

— Harriet por dios, estamos en la escuela —susurró besando su mejilla para después robarle un beso en la boca—, no te tardes mucho hermosa —le sonrió y salió del baño con discreción.

Harriet permaneció un rato más en el baño tratando de calmar sus hormonas y entre ellas también sus neuronas, Robert tenía la facilidad de ponerla a pensar todo el tiempo, podría pasársela pensando sin cesar mientras Robert estuviera cerca, y no había pretexto para decir o para tratar de ocultar que Harriet Darcy estaba perdida por el intelecto de su profesor, buscando palabras siempre complejas, buscando su mirada todo el tiempo, evitando sentir ese piquete en el pecho característico que significaba que Downey estaba hablando muy animadamente con otra mujer. Se sentía patética, se sentía asustada, celos, esa palabra que en realidad jamás había pensado entender, era claro que Downey no era su primer ni su segundo amante, ella era una mujer que ya tenía una vida y que su sexualidad había empezado hace ya varios años atrás, pero el cómo se había sentido el día anterior en la cama del hombre, era muy diferente a las experiencias pasadas, y a juzgar por cómo Robert la miraba constantemente en el salón de clases le hacía saber que Downey tenía sentimientos y pensamientos colindantes a los de ella, pero aún así no lograba sacarse de la cabeza la sensación de su pecho haciéndose chiquito cada vez que Robert le hablaba o se acercaba a ella, ese latido diferente al resto cada vez que sus miradas conectaban, el sudor en sus manos (sudor que jamás había tenido) al sentir el tacto del hombre. Todo esto se había exponenciado y ahora se sentía en un limbo.

Después de regresar al aula, se sentó junto a Tyler con la mirada curiosa de Robert, que ahora parecía más inquieto e impaciente que hace un momento en el baño, buscaba constantemente la mirada de la chica y trataba de decirle algo con los ojos, ojos que ella desconocía, ya no eran los ojos de cachorrillo que ella conocía, ahora tenían un toque de malicia en ellos, de astucia, parecían necesitados y con urgencia, parecía que rogaban algo que ella no había logrado entender hasta el momento. Robert la miró y se acomodó la corbata que parecía sofocarlo cada vez más.

— Señor Downey, ¿se encuentra bien? —la voz de Tyler interrumpió la mirada de los amantes que giraron de inmediato a él. Robert sonrió al instante y asintió para después señalar con la barbilla a Darcy.

— Estaba siendo testigo de que la señorita Darcy ha tenido una Epifania y se ha quedado mirando el suelo por mucho tiempo —mintió haciendo que Tyler carcajeara y abrazara a la chica, teniendo como consecuencia que Robert borrara su sonrisa.

La clase terminó como siempre, el día laboral y escolar había llegado a su fin y con ese fin llegaba el descanso. Robert se levantó de su oficina con una sonrisa y tomó su saco y su portafolios, iba buscando a una sola persona que sabía que también lo estaría buscando discretamente, caminó con calma por los pasillos y justo cuando la vió parada enviando un mensaje sonrió, sabía que le enviaría un mensaje a él.

— Señor Downey —una voz fina le llamó la atención desde su espalda, se giró sobre sus talones y se encontró con la Señora Young, la rectora de la universidad, llevaba un traje sastre gris y unos tacones negros, una mujer sin duda alguna con presencia y porte—, necesito hablar con usted, ¿puede darme un minuto? —Robert sintió su teléfono vibrando en el bolsillo de su pantalón, sabía que era ella quien lo buscaba, lanzó una fugaz mirada a donde estaba Harriet, pero ella no lo miró.

— Por supuesto —sonrió tratando de no mostrar la desilusión de sus ojos, al saber que no podría llevar a Harriet a su casa pronto.

— Tome asiento por favor, señor Downey.

La oficina de la rectora estaba pintada completamente de blanco para que la luz natural hiciera el trabajo de iluminarla a su manera, tenía un par de plantas y la pared tapizada con libros y reconocimientos.

— Robert antes de empezar con esto que quiero hablar me gustaría mostrarte esto —señaló a la pequeña pantalla.

Robert asintió divertido y se acomodó en la silla donde estaba, era muy buen amigo de Rose Young y disfrutaba de su compañía para contar secretos de los otros profesores. Ella encendió la pantalla con relajación mientras Robert miraba atento la imagen.

La sangre desapareció de la cara de Downey, había quedado pálido como un esqueleto, olvidó cómo respirar y cómo hacer que sus manos dejaran de temblar, miró perplejo la imagen y después a Rose, que lo miraba tranquila, intentó decir algo pero nada surgió de su boca. La imagen que mostraba la pantalla era un video de Robert Downey entrando al baño de mujeres justo después de Harriet Darcy, y luego Robert saliendo con una sonrisa acomodando su corbata, seguido segundos mas tarde por Harriet sonriendo sola.

Delgada Línea [Robert Downey Jr]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora