Cacciatore [17]

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Tomó su mochila, metió la bufanda en ella y salió del departamento mirando como su papá la esperaba en el auto, le sonrió a Winston y recordó el mensaje de Robert sobre su conspiración, subió al auto y observó como el otoño poco a poco se apoderaba del lugar, el viento era fuerte y había probabilidad de lluvia muy alta, quizá un huracán golpearía California esa semana.

— ¿Quieres que venga por ti? Parece que va a llover más tarde —la chica sonrió y bajó del auto, el viento no estaba siendo amable con su cabello.

— Estaré bien —sonrió y le mandó un beso al aire para entrar rápidamente al edificio. Hacía frío y eso podía no ser muy normal en Los Ángeles. Entró al aula de su primera clase con el papiprofe Downey. Y observó a Tyler sentado con una manta sobre él—, Ty —se burló.

— Ríete pero cundo mueras de frío vendrás a mi —le lanzó la otra mitad de la manta y la chica acercó su silla para quedar acurrucados en el pedazo de tela—, Harry supe qué pasó con Patrick... —dijo en voz baja.

— Estoy bien, Ty, lamento no haberme despedido —apoyó su cabeza en el hombro del chico y este sonrió. Downey entró con un saco y observó de reojo a los chicos con la manta, descubrió que se trataba de Harriet y frunció el ceño.

— ¿Están aquí para estudiar o para dormir abrazados? —preguntó en su escritorio, notoriamente molesto y buscando su libro.

— Solo buscamos un poco de calor humano —rió Tyler y Robert levantó la mirada. Observó a Harriet sin alguna expresión en su cara.

— Será mejor que dejen de estar tan acurrucados cuando comience con el tema —fingía serenidad pero Harriet podía observar como su puño izquierdo temblaba de la fuerza con la que lo apretaba, su quijada estaba tensa y su mirada tenía balas en ella, probablemente la escena más erotica de su vida. Robert buscaba una pagina de su libro y la chica mordió su labio, el hombre alzó la vista del libro y se encontró con los ojos de la joven, la comisura de sus labios se levantó muy ligeramente al recorrer el cuerpo de la chica con la mirada, los ojos de Harriet estaban devorándolo, regresó la mirada a su libro y empezó a hablar—, bien escuchen, necesito que hoy, todos ustedes piensen en un guión de películas, y no me refiero a una película que les guste, hablo de que ustedes hagan un guión cinematográfico, solo quiero una idea, no me importa que tanto sea, con que haya una idea se puede llegar a mucho.

Robert estaba caminando por el aula resolviendo dudas mientras Harriet escribía su idea en su libreta.

— Profesor Downey —habló Cindy, una chica pequeña y linda, muy tímida, se sabia que estaba comprometida con un holandés, pero Harriet no sabía eso.

— ¿Dime? —se detuvo frente a la chica y Harriet lo miró de reojo.

— ¿Cuando se inicia una nueva escena debo poner una introducción? —Robert le sonrió y tomó el lápiz de la chica, se inclinó y escribió en su libreta.

— Mira, simplemente tienes que hacer "corte a..." dejas todo espacio e inicias de nuevo, interior o exterior y comienzas a describir el lugar donde se desarrolla —Harriet miraba con el ceño fruncido, nunca había sido celosa, y ahora lo único que sentía era envidia de no ser esa chica.

— Profesor Downey —habló Harriet y Robert giró y le sonrió.

— ¿Puedo ayudarla en algo señorita Darcy? —sonrió burlón y enderezándose.

— ¿Puede ayudarme con esto que no entiendo? —preguntó sonriendo.

— No —contestó en seco y a Harriet se le borró la sonrisa—, se lo advertí señorita, para cuando yo iniciara mi clase no debían estar abrazados como si estuvieran en su cama, y espero verla en mi oficina al final del día —le sonrió y se dio la vuelta.

— Yo te ayudo —le habló Tyler y Robert a pesar de estar mirando a otro lado, lejos de la vista de la chica, puso los ojos en blanco, Dalton estaba colmando su paciencia.

Downey continuó resolviendo dudas y pasando frente a la chica las veces que fueran necesarias, pero ella en ninguna ocasión levantó la vista, y si la levantaba era para hablar con Tyler, comenzó a arrepentirse de no haber ayudado a Harry cuando lo necesitó y ahora Dalton tenía toda su atención.

— ¿Alguna duda, Darcy? —preguntó acercándose a ella.

— Nope, todo bien profesor —contestó sin levantar la mirada de su libreta, llevaba mucho escrito y Robert se moría por leer lo que llevaba.

— Bueno, es todo por hoy, mañana leeré sus avances, que tengan buen día —dijo en voz alta y todos salieron, Harry solía quedarse hasta al final pero esta vez se fue junto a Tyler, el aula quedó vacía—, ¿yo? idiota —resopló mirando el lugar de la chica.

Caminó hasta su oficina y se sentó por un rato mirando solo al suelo. Sacó su libro y se perdió en su lectura por casi dos horas, fue a dar tres clases seguidas y regresó a su lugar para continuar con el libro, lo había atrapado, las horas pasaron y Robert no soltaba el libro, sus colegas se despidieron y él no se enteró de nada, eran las siete de la noche y Robert seguía sin soltar el libro, página 762, un libro que había iniciado ese mismo día, leyó la última frase y lo cerró de golpe, se quedó mirando el libro hasta que lo dejó en su escritorio, se talló la cara y levantó la vista, Harriet lo miraba atenta.

— Harriet —se sorprendió—, ¿cuánto llevas ahí? —la chica miró su teléfono.

— Desde las 5 —sonrió—, no quise interrumpirlo profesor.

— Harry lamento lo de hace unas horas —la chica rió—, no es mi culpa que no soltaras a Dalton, parecías muy feliz con sus abrazos.

— Que infantil, Downey —suspiró.

— ¿Infantil yo? ¿Quién fue la que solo me prestó atención cuando otra chica me llamó? —dijo más molesto.

— No puedes —dijo la chica mirando al suelo—, ¡No es justo!

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— No puedes —dijo la chica mirando al suelo—, ¡No es justo!

— ¿Qué no es justo? —preguntó cansado.

— No es justo que te veas así de —tomo aire—, te ves increíblemente sexy enojado, no es justo porque te veo y quiero golpearte pero también quiero que me cojas arriba de ese escritorio —susurró desesperada y Robert sonrió de oreja a oreja.

— Harriet Darcy —mordió su labio y la chica lo miró—, no tienes idea de lo mucho que desearía que esta oficina no fuera de cristal.

— Que lastima que si —sonrió la chica y abrió su mochila—, ¿para qué querías que trajera la bufanda? —Robert no dejaba de observarla con ojos de cazador—, ¿qué miras cacciatore?

— Mi cena —sonrió y la chica se sonrojó, Downey sacó las llaves de su auto y se las lanzó—, toma, ve al auto y sube, llegaré en un momento, te veo en un minuto linda —le guiñó el ojo y la chica salió riendo.

Delgada Línea [Robert Downey Jr]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora