Scarface [19]

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Ahí estaba Harriet despidiéndose de su papá en el aeropuerto, el otoño ya había llegado, podía ver las hojas de los árboles volar afuera del lugar.

— Ten un buen viaje, papá —lo abrazó fuerte.

— Nos vemos luego niña, ten cuidado —tomó su cara y sonrió—, te amo, hija, ten cuidado y no salgas con patanes —tomó su maleta y se alejó.

La chica sonrió y caminó fuera del aeropuerto, Los Ángeles parecía querer llover de nuevo, las calles estaban casi solas, por un momento le recordó a Londres, decidió distraerse un poco y entró a una tienda de discos y películas y se perdió un momento en el área de los vinilos.

— No sabía que tenías una afición por los vinilos —escuchó detrás de ella y giró rápidamente—, hola, Darcy.

— ¿Qué haces aquí?

— Comprando vinilos ¿qué más?

— ¿De todas las tiendas de Los Ángeles vienes a comprar vinilos a esta tienda?

— Es la única que tiene este disco de Bob Dylan —sonrió y la apartó para tomar el disco, ¿estás siguiéndome, Harriet Darcy? —sonrió burlón mirándola de reojo.

— Ni lo sueñes —sonrió—, ¿Qué haces aquí, Robert?

— ¡Acabó de decirte! —carcajeó—, te juro que no te estaba siguiendo, solo estaba buscando esto, ¿Qué haces de este lado de la ciudad?

— Vine a dejar a mi papá al aeropuerto —Robert levantó ambas cejas.

— El Coronel se fue entonces —sonrió—, ¿Que vas a hacer hoy?

— Tarea —lo miró y caminó hacia las películas—, un profesor muy pesado me dejó de tarea ver Scarface y hacer un ensayo de cinco páginas —Robert sonrió.

—Debe ser un verdadero hijo de puta —se acercó.

— Mmm, puede llegar a serlo a veces —respondió sin mirarlo—, pero es lindo.

— ¿Lo es?

— Lo es.

— ¿Necesitas ayuda con ese trabajo? —sonrió mirando la película que la chica tenía en las manos—, digamos que soy un poco muy fan de Al Pacino.

— Pues solamente tengo qué ver la película —sonrió—, pero puedo aceptar un poco de ayuda, un loco por Al Pacino será útil.

— Déjame pagar eso —extendió su mano para que le pasara la película.

— Puedo pagarlo yo —dijo ella con las cejas alzadas.

— No lo dudo, linda, déjame comprarla —le arrebató la película—, ¿por qué no vas a la tienda de al lado y compras palomitas?

— Eres irritable, Downey —soltó riendo.

— Oh lo se, pero así te gusto —se encogió de hombros y caminó a la fila para pagar.

La chica salió del local caminando con una sonrisa y entró a la tienda de dulces y golosinas que se encontraba a la izquierda, tomó palomitas, tomó helado, tomó bebidas y mucha comida que su madre en su niñez no le dejaba comer.

— ¡Harry! —escuchó y giró encontrándose con Tyler—, Harry estaba preguntándome por ti —la chica miró a la entrada de la tienda cuidando que no llegara Downey—, ¿cómo estás? ¿Qué haces?

— Hola Ty, estoy comprando un poco de suministros —sonrió—, ¿qué haces aquí? —Robert se asomó y ella entró en pánico.

— Trabajo en la cafetería de adelante ¿que no te acuerdas? —la chica asintió y le hizo una seña a Robert que apenas se había dado cuenta de la presencia del chico.

— Por su puesto —suspiró—, tengo que irme Ty.

— ¿Ya hiciste el trabajo de Downey? —preguntó acompañándola a pagar.

— Justo eso haré —rió mientras esperaba en la fila.

— Sabes, vi a Downey ayer, fui a buscarlo a su casa —la chica fingió sorpresa—, estaba con su novia, no sabía que tenía novia.

— ¿Por qué te sorprende?

— Más bien me sorprendería que no tuviera, es un tipo bien parecido, muy inteligente, estoy seguro de que tiene a cualquier chica a sus pies, además se ve que es un Don Juan —la chica sonrió incomoda.

— Tengo que irme —le sonrió y salió del lugar a paso apresurado, no giró a ningún lado y continuó caminando por la calle con la bolsa de sus compras en la mano. Un auto paró frente a ella y vio a Robert ahí.

— ¿Qué sucede por qué te fuiste? —la chica entró al auto y se quedó callada—, ¿Harry? ¿Te dijo algo malo? —seguía sin arrancar.

— Solo maneja —suspiró y aguantó las lágrimas.

— Hey no —se estacionó y giró a verla—, ¿Qué pasó? Háblame.

— Nada, Rob, está todo bien, solo me quedé pensando —Robert tomó su cara y la besó lentamente, muy lentamente, como si ella se fuera a romper si lo hacía más rápido.

— No sé qué pasa en tu cabeza ahora mismo, y tampoco tienes que explicarme, pero quiero que sepas que eres fabulosa y soy el hombre más afortunado del mundo por tener a una estrella conmigo —susurró y volvió a besarla—, oh Harriet Darcy, ¿que has hecho conmigo? —sonrió y la chica imitó su acción.

— ¿Iremos a tu casa o a la mía? —cambió el tema para molestar a Robert y este rió dándose cuenta de sus acciones.

— Iremos a la mía —la besó de nuevo—, no me cambies el tema jamás ¿está claro linda? —besó y cuello y la chica asintió—, así me gusta —sonrió y se alejó para conducir a su casa.

Delgada Línea [Robert Downey Jr]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora