Delgada Línea [Robert Downey Jr]

Día uno [4]

— De todas las sorpresas del mundo, jamás creí que estudiaras aquí, y mucho menos que estuvieras en mi clase —habló Tyler acercándose a Harry que estaba guardando sus libros.

— ¡Tyler! No sabía que eras tú cuando el profesor te habló, wow no esperaba encontrarte aquí —dijo ella levantándose, la clase de historia del cine había recién terminado—, ¿qué te pareció?

— Increíble, el señor Downey fue profesor de mi hermano hace casi tres años, y aún lo recuerda con cariño —ambos salieron caminando—, hasta mañana profesor —se despidió del profesor que se encontraba en la entrada del salón despidiendo a sus alumnos.

— Tyler Dalton —dijo dando una palmada en su espalda—, ¿Eres algo de Johnny Dalton? —le preguntó al chico, no había notado la presencia de Harry.

— Su hermano pequeño, él lo recuerda muy bien, profesor —Downey sonrió y descubrió que no iba solo, miró a la joven y le extendió la mano borrando un poco su sonrisa.

— Lo siento mucho, Robert Downey —se presentó y la chica rió respondiendo a su saludo.

— Lo sé, profesor, acabo de estar en su clase —Robert levantó ambas cejas con sorpresa.

— ¿Estabas ahí dentro apenas? —la chica asintió—, lo siento no te vi, solo a él con su maravilloso libro de democracia, ¿por qué estás leyendo eso? —rió.

— Estoy escribiendo un guión sobre la guerra civil y quería ampliar mi conocimiento —Robert sonrió y miró a la chica.

— Bueno, vayan a su siguiente clase o descanso, no pierdan el tiempo aquí, si necesitan algo o tienen alguna duda de cualquier cosa o simplemente necesitan con quien hablar mi oficina está allá —señaló la sala de profesores y ellos sonrieron para después alejarse.

Los jóvenes caminaron en silencio hasta la salida del edificio, ninguno de los dos se dio cuenta pero apenas había cruzado veinte palabras y ya actuaban como si toda la vida se hubiera conocido.

— ¿Tienes clase ahora mismo? —preguntó Tyler—, mi próxima clase es en una hora, es de espacios sonoros.

— ¡Es mi próxima clase también! Creo que tenemos las mismas clases —dijo revisando el horario del chico—, sí, son las mismas.

— Genial, podemos ir a comer algo si quieres —dijo señalando la cafetería. La chica asintió y se dirigieron ahí.

Ambos pidieron un café y una pequeña galleta, hablaron un rato sobre sus carreras y sobre la vida de Tyler.

— ¿De donde vienes? —preguntó mirándola.

— Dover, Inglaterra —dijo sonriendo—, llegué la semana pasada, le ofrecieron un empleo a mi hermano y yo siempre soñé con estudiar cine aquí en Los Ángeles, así que aproveché la oportunidad y vine con él.