En llamas [25]

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Harriet esperaba en el pasillo después de haberse despedido de Tyler, revisó su teléfono por quinta vez y observó que no tenía ni un mensaje de Robert, ni siquiera había leído los que ella le había enviado, y después de veinte minutos de espera se rindió y caminó hacia su departamento callada, molesta y muy preocupada, sabía que Robert no le dejaría de contestar así nada más, pero también sabía que el día anterior ella al fin se había entregado a él de forma física, el miedo le enfrió los huesos pero ella no se dejó intimidar por el terror amenazandola.

Subió a su piso donde se encontraba Ethan empacando sus cosas —Ethan se irá y te dejará sola pronto—, fue el nuevo pensamiento que ahora había tomado el lugar de la preocupación por Robert, no retenía a su hermano pero eso tampoco significaba que no le costara separarse de una persona con la que había vivido casi veinticinco años.
Su hermano le sonrió y ella contestó de la misma manera, feliz y emocionada, a pesar de las preocupaciones ella sabía que probablemente solo estaba exagerando y que su cerebro le estaba jugando una mala broma al tensarse demasiado por la ausencia de Robert.

Miró su teléfono por milésima vez desde que llegó a su casa, nada, no había ni un solo mensaje, no había ni un solo visto en esa conversación, ultima conexión hace cuatro horas cuando él envió el último mensaje "yo te llevo a casa, te busco a la salida" y ya habían pasado tres horas desde que las clases habían terminado, se preguntó si hubiera hecho mejor en buscarlo por los pasillos a ver si algo había pasado. Buscó en redes sociales para ver si había algún accidente en la escuela, para ver si había surgido algún imprevisto, nada. « Deja de ser tan intensa » se castigó ella misma quizá simplemente Robert había olvidado que la recogería y ahora estaba dormido en su casa, o quizá tenía demasiado trabajo revisando tareas y por eso había olvidado su existencia.

— Llevas dos horas sentada ahí en silencio —señaló su hermano con tono burlón mientras levantaba cajas.

— ¿Cuándo te irás?

— La próxima semana —se enderezó y recargó su brazo izquierdo en una pila de cajas mientras con el antebrazo derecho limpiaba el sudor de su frente—, ¿Estas bien, Harry? —se acercó. 

— Sólo te voy a extrañar —sonrió de lado.

— No, hay algo más, ¿qué pasa?

Ante la insistencia de su hermano, Harriet expresó su preocupación por la ausencia de Robert y su desaparición en redes sociales, no mensajes, no llamadas, nada. Ethan sonreía al ver a su hermana y recordaba los tiempos cuando él y su prometida tenían inseguridades y culpas por muchas cosas, y con la madurez las habían superado juntos, él sabía que Downey no era una persona inmadura, y también sabia que tendría que ayudar a su hermana a superar esos remolinos que la juventud crea en una mente enamorada, aún no confiaba del todo en el hombre por el que su hermana suspiraba y esperaba que se pusiera a la altura de la situación y disipara cualquier sentimiento negativo con Harriet.

— Quizá debas ir a buscarlo y ver si está bien, o también puedes esperar a que aparezca —sugirió y a Harriet los ojos le brillaron—, puedes llevarte mi auto o puedo llevarte si quieres.

— No, tú tienes cosas que hacer —se levantó con velocidad y tomó su teléfono—, vuelvo pronto.

Bajó con velocidad por las escaleras, ni siquiera había pensado en esperar el elevador.

El auto era demasiado lento para lo rápido que ella quería llegar, las calles parecían eternas, y ella estaba contenta, sentía su corazón a mil por hora. Estacionó el auto y suspiró antes de bajar a tocar la puerta.
Se detuvo, la puerta se abrió, una mujer alta de cabello bien peinado, pantalones definiendo sus marcadas piernas y con un rostro hermoso, salió caminando de la casa de Robert, llevaba con ella un portafolios, detrás de ella salió Robert, aún vestido con su traje, pero ya no tenía corbata, el cabello estaba muy despeinado comparado con lo que él acostumbraba a perfeccionar su peinado, e iba descalzo, acompañó hasta su auto a la mujer, le abrió la puerta y se despidió de ella con un abrazo muy fuerte, le sonrió y le dijo algo totalmente inaudible para los alejados oídos de Harriet, la mujer se alejó en el auto y Robert permaneció ahí parado mirando al suelo, Harriet lo miraba atenta, su corazón parecía haberse detenido pero no quería precipitarse ante las posibles explicaciones pero ¿la había dejado plantada para verse con otra mujer?

Robert levantó la mirada, observó el auto de Harry, su rostro palideció y Harry encendió el motor.

— ¡Harry no! —habló Robert antes de comenzar a cruzar la calle hacia el auto—, déjame explicarte las cosas, no puedes estar aquí.

La chica sonrió con dolor y aceleró antes de que Robert pasara por completo la calle, él corrió hasta quedar junto a la ventana del auto donde dio dos golpes tratando de hacer que la chica se detuviera.

« Détente estás siendo una infantil » pensó y volvió a sus cabales, frenó de golpe sorprendiendo a Robert, quien creía que iba a tener que correr a su casa por las llaves de su auto e ir tras ella, de nuevo, Harriet Darcy mostraba que podía controlar las situaciones y no actuar siendo infantil.
Se estacionó y bajo la ventanilla donde llegó Robert a recargarse.

— Estamos en problemas —soltó poniendo ambas manos en la puerta y bajando la mirada con dolor—, nos vieron juntos en el baño.

La delgada línea ahora estaba en llamas.

Delgada Línea [Robert Downey Jr]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora