Alfie [13]

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— Te presento a mi hijo —dijo Robert y la chica lo miró—, ¿qué? —rió.

— Creí que sería un humano —dijo suspirando con tranquilidad—, que hermoso —se agachó para acariciarlo y el gato aceptó las caricias con un ~prr~ haciendo que Harry soltara un sonido de ternura—, eres la cosita más hermosa —lo siguió acariciando mientras Robert sonreía al verles.

— Bueno, bienvenida —dijo invitándola a pasar y la chica observó la casa, madera color azabache y muebles con colores neutros, un gran ventanal que dejaba ver la luna y el jardín trasero—, siéntete como en casa, linda —dijo dejando sus llaves y quitándose la chaqueta.

— Bellísima —dijo mirando el lugar—, y muy sexy, jamás había considerado una casa tan sensual cómo está, que maravilla.

— Ven —dijo subiendo las escaleras y entrando a una habitación—, puedes quedarte aquí si quieres, siempre que quieras, no tengo nada de higiene femenina y mucho menos ropa, pero puedes usar una pijama mía para dormir, estoy muy feliz de que estés aquí —la chica lo abrazó y sintió más ganas de besarlo de lo normal.

— ¿Dormirás conmigo? —preguntó mirándolo sin romper el abrazo y el hombre sonrió.

— Creí que no lo preguntarías —la tomó de la mano y la llevó a otra habitación mucho más grande—, puedes dormir aquí en mi habitación conmigo.

La chica miró la pared llena de posters de películas enmarcados, todos alineados simétricamente y cubriendo la pared entera, era una vista increíble y a ella le parecía lo más fabuloso que podía ver.

— Si, algo nerd —la chica lo miro y negó.

— No, esto es —se quedo callada—, increíble... —dijo en susurro impresionada—, Robert tu casa es increíble —dijo acercándose a él—, es fabulosa.

— Bueno, supongo que si, vivo solo con Alfie en este lugar, él se divierte, hay juguetes suyos por todo el lugar, sin él creo que me volvería loco, a veces pienso que es demasiado para una sola persona —Harriet le sonrió con ternura, por primera vez él se estaba sincerando con ella y eso le encantaba, lo miró y le pareció el hombre más perfecto del mundo, tan real y tangible que le daba escalofríos tocarlo, se acercó y pudo observar la barba de dos días sin afeitar que comenzaba a asomarse, tomó su cara y acarició su cabello, su corazón iba como loco por lo mucho que el hombre le causaba al estar ahí tan cerca.

— Es una gran casa para un gran hombre —susurró y Robert sonrió, al ver la sonrisa del hombre cualquier intento de evitar lo que estaba a punto de pasar se había desvanecido.

Miró sus labios y luego sus ojos, Robert borró la sonrisa para adoptar una expresión más concentrada en los movimientos de la mujer. El corazón latía y latía, lo sentía en cada respiración, ya había besado muchos hombres antes ¿por qué le costaba tanto besar a Robert?
Él en cambio estaba luchando por no hacerlo, quería que ella lo besara, se moría por que ella lo besara, se moría por sus labios, por su cuerpo, se moría por su roce, pero sabía que no lo tendría, no lo merecía, y no quería que fuera cualquier cosa. Harriet se acercó sintiendo su respiración tan cerca a ella que se estaba volviendo adictiva, entreabrió los labios y vio como Robert pasó rápidamente su lengua para refrescar los suyos, y ahí fue cuando ella se lanzó a lo desconocido besándolo, un beso muy lento, Robert controlaba sus movimientos tratando de no incomodarla. Un beso lento y con pasión, ambos tenían sus ojos cerrados solo sintiendo sus labios, el aire les faltó y ella gimió muy ligeramente para recuperar el oxígeno. Robert la tomó de la cintura y la acercó más a él, estaba perdiéndose en los labios de la chica y lo estaba amando, en un movimiento la mujer lo hizo sentarse en la cama haciéndolo suspirar en el momento que ella se sentó sobre él. Ella jugaba con su cabello mientras lo besaba y acariciaba su cara.

— ¿Harry qué estamos haciendo? —preguntó sintiendo que la chica besaba su cuello.

— Estoy besando a este hombre que deseo tanto —Robert rió—, pero me detendré ya —él la miró con puchero—, oh Robert —sonrió y se levantó y le dio un beso de varios segundos.

— Oh Harry —suspiró y la abrazó por la cintura mientras ella seguía de pie acariciando su cabello—, debes estar cansada —dijo levantándose lentamente para darle un beso y caminar a su armario—, toma, puedes usar la de metálica —le lanzó una playera—, y tengo otro pantalón de pijama —dijo sacándolo.

— No lo necesitaré —sonrió y caminó al baño, Robert se quedó mirando al suelo con una sonrisa recordando los besos que intercambiaban minutos atrás, rió al darse cuenta de su actitud adolescente y caminó a la ventana para observar el día, eran las tres de la mañana y seguía lloviendo en Los Ángeles, la chica salió del baño con la playera del hombre puesta y solo su ropa interior debajo, Robert no pudo evitar mirarla completamente y sonreír. La chica entró a la cama y se acurrucó en ella.

— Estoy muy feliz de que estés aquí —entró a la cama con ella—, que descanses, Harry.

— Descansa, Robert —Downey apagó las luces y se quedaron a oscuras, cada quien en su lado de la cama pero durmiendo con paz que ninguno encontraba antes.

Delgada Línea [Robert Downey Jr]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora