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La cena fue todo un éxito, de vez en cuando, Draco tomaba la mano de Alyssa y le hacía cumplidos acerca de lo espléndida que estaba.

Luego de acabar de cenar, Draco le dejó una buena propina al mesero, tal como Alyssa le dijo que hiciera, y se dirigieron calle abajo hacia uno de los bares de la ciudad.

El guardia del bar le dio pase libre a Alyssa, ya que trabaja para K igual que ella.

El vestido plateado de Alyssa brillaba con intensidad, el escote dejaba ver su pecho brillante y resaltaba con el cobrizo de su cabello.

- ¿Quieres bailar? - sugirió Alyssa.

Draco miró a su alrededor y no era el típico baile de fiestas y celebraciones que solía practicarse en las cenas familiares en la mansión Malfoy, era más cercano, más íntimo, más excitante.

- Yo no sé cómo bailar esto, Lyss - se quejó.

- Sólo déjate llevar.

Alyssa arrastró a Draco hasta la pista de baile y comenzó a moverse primero despacio, haciendo que Draco mirara a las parejas que se encontraban a su al rededor.

Trató de imitar a la pareja que se encontraba a unos metros y puso las manos en la cintura de Alyssa, deslizándolas de arriba hacia abajo, rozando su espalda desnuda. Mientras Alyssa descansaba sus manos en la parte posterior del cuello de Draco, ambos estaban cada vez más cerca.

- ¿Esto era lo que querías mostrarme, Lyss? - le dijo Draco mirando sus ojos redondos.

- ¿Quieres algo de beber? - dijo Alyssa evadiendo su pregunta.

Fue deprisa a la barra y luego de unos minutos volvió con dos vasos de vidrio que contenían un líquido verde en su interior.

- ¿Qué es esto? - le preguntó Draco alzando la voz para que pudiera oírlo.

- Sólo bébelo - le gritó.

Ambos bebieron aquel líquido que escocia sus gargantas y volvieron a la pista de baile.

Esta vez Draco no miró hacia el lado para copiar los pasos de baile, no miró los focos de luz ni al DJ detrás del escenario. Sólo miró a Alyssa, sólo tenía ojos para ella.

- Estás preciosa - le dijo a medida que acercaba su rostro al de ella.

- ¡No te escucho! - le gritó Alyssa de vuelta, quien había escuchado perfectamente lo que le había dicho.

En ese momento Alyssa sintió los labios de Draco sobre los de ella, suaves y sedientos. Era todo lo que quería, todo lo que esperaba desde hace días, meses, todo lo que siempre había imaginado desde el momento en que lo vio por primera vez.

Draco apartó un mechón de la cara de Alyssa y lo puso detrás de su oreja, con una mano acercó el cuerpo de Alyssa al suyo y con la otra acarició con sutileza su mejilla, lo había hecho. Había besado a Alyssa.

En ese momento no existía nada más, solo ambos cuerpos en mitad del universo, en mitad de la nada, rodeados por todos, pero a solas.

- Te quiero, Lyss - susurró Draco sobre sus labios - no sé cómo, no sé qué clase de hechizo me has hecho y no sé cómo es posible, pero te quiero.

La Ravenclaw que conquistó SlytherinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora