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Era el primer día de escuela en Castelobruxo para Alyssa.

No podía dejar de pensar en una de esas noches en las que un chico de cabello blanco y ojos grises le invitó un trago y luego la llevó hasta su apartamento.

"Te amo, Lyss"

Le había oído decir, pero no comprendía el por qué. Simplemente sabía que aquel desconocido la había hecho sentirse completa. Había llenado ese vacío que sentía desde que despertó por primera vez.

La túnica verde resaltaba con el color del cabello de Alyssa, pero le hacia tener vagos recuerdos del pasado. Unos ojos grises azulados la miraban en lo más profundo de su mente y no entendía el por qué.

Los recuerdos inundaban su mente, querían salir a flote, por cada poro, cada parte de su cuerpo, le calaban hasta los huesos y Alyssa no podía recordar nada.

Bellatrix Lestrange le habia modificado los recuerdos a petición de su hermana, Narcissa Malfoy, le habia hecho olvidar Hogwarts, su vida muggle y aquella banda que amenazaba con acabar con su vida. Les había borrado la memoria a todos aquellos que alguna vez la conocieron.

Narcissa Malfoy la había enviado a Castelobruxo sólo por una razón. Toda aquella magia oscura no podia ingresar a esa escuela, incluida la magia que habian utilizado para borrarle los recuerdos.

Y es por eso que al poner un pie dentro del castillo los recuerdos le volvieron a la mente, la torre del reloj, las partidas de ajedrez, las vacaciones de navidad, y es por eso y sólo por eso que al entrar volvió a salir de inmediato, corrió por la selva, y sólo cuando todos sus recuerdos hubieron vuelto se detuvo, se detuvo para gritar al cielo:

- ¡DRACOOOOOOO!

La Ravenclaw que conquistó SlytherinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora