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Prendiendo fuego a nuestro interior
por diversión
para distraer nuestros corazones
de que nunca los extrañen

Horas más tarde, Alyssa se limpiaba los nudillos ensangrentados con un trapo gastado, mirando al chico que tenía frente a ella, atado a una silla y con el labio roto.

- Yo no quiero hacer esto - le dijo Alyssa con la mirada fría - pero es mi trabajo.

- Entonces no lo hagas - le dijo escupiendo sangre.

- Sólo dime quién les pasa la pasta - espetó Alyssa, acercándose al chico peligrosamente, puso un cuchillo debajo de sus uñas y le hundió con una ligera presión.

- Ezequiel - dijo el chico, casi llorando.

- Era todo lo que quería saber - le dijo Alyssa saliendo de la habitación.

Camino a su habitación, se encontró con dos hombres y una mujer, tenían el cuello tatuado con un Uróboro: la serpiente que se come su propia cola. 

Una gota de sudor helado recorrió la frente de Alyssa, tenía dos opciones, echarse a correr calle arriba, o enfrentarlos. Al momento de voltear para ponerse en marcha y huir, dos hombres estaban a sus espaldas, en aquel pequeño callejón, no tenía escapatoria.

- Así que tú eres la chica que torturó al pequeño Jimmy - le dijo la mujer, acercándose - esa no te saldrá gratis.

Alyssa buscó rápidamente las cuchillas que tenía en ambas botas y tomó una actitud defensiva. Sabía que pelear contra Las Serpientes significaba una batalla perdida, pero aún así, les hizo frente, por su padre, por su madre... por ella misma.

La mujer de coleta alta le hizo un gesto a sus hombres, los cuales se abalanzaron hacia Alyssa con cadenas en las manos.

El sonido de sirenas los puso alertas, incluida Alyssa, retrocedieron y echaron a correr calle abajo. Pero sin antes dirigirse a Alyssa y gritarle unas grotescas palabras.

- ¡Esto no quedará así, chivata! - le gritó la mujer.

Alyssa sintió un fuerte estruendo y un ardor casi insoportable en la clavícula, cayó hacia atrás y se golpeó la espalda al impactarse con el frío suelo. Le habían disparado.

- ¡Mierda! - exclamó Alyssa.

Su visión comenzó a ponerse borrosa, el sudor frío le helaba la frente y el dolor la hizo retorcerse en la humedad del piso. Sus ojos comenzaron a cerrarse.

- ¡Alyssa! - escuchó una voz, parecía lejana.

Draco estaba sosteniendo con fuerza la zona del impacto de la bala.

- D-Draco - dijo recuperando la vista por unos segundos - qué haces aquí.

- Eso no importa - le dijo - ¿quédate conmigo sí?

- Me duele - le susurró.

- Lo sé, tranquila - le dijo Draco presionando su herida - quédate conmigo ¿sí?

Pero Alyssa estaba conmocionada, así que sólo cerró los ojos y se dejó llevar por la oscuridad.

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La canción del inicio es Youth de Daughter
Muchas gracias por leer❤

La Ravenclaw que conquistó SlytherinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora