POV ADINA
-Una persona como tú, nunca dañaría a nadie. Pero creó que ya es el momento que sepas él porque de mi comportamiento hacia ti.
Las palabras se repetían en mi cabeza como si fueran de un disco rayado. Nunca me pregunté el porqué su indiferencia ya que en la manada todos me trataban igual hasta peor que él.
-Milo, creó que este no es lugar para hablar del pasado- buscó a Adán y lo miró todavía con aquella rubia coqueteando.
-Tienes razón, mejor será ir a mi departamento- dejó de presenciar aquella escena para poner mi completa atención a él.
-Yo...
-Por favor no pienses mal, sólo quiero dejar el pasado atrás y comenzar de nuevo- en su mirada hay tristeza y desesperación.
-Acepto, pero pobre de ti si llegas a propasarte.
-Nunca te haría daño- aquello lo dice en voz baja pero logre oírlo.
Cuando nos dirigimos a la salida, su mano se entrelaza con la mía y una electricidad recorre por todo mi cuerpo.
-Adina, estás hermosa. Te pido una disculpa por estropear tu noche.
Lo escucho y me asombró que estuviese disculpándose creo que mi madre tienen razón nunca terminas de conocer a las personas.
-Al parecer fuiste un milagro, mis amigos me abandonaron y no saben con quién me encuentro en estos momentos.
-Pues tus amigos son unos idiotas por no disfrutar de tu compañía.
Me encojo de hombros, ya que a veces la personas no cumplen sus promesas como en especial Adán quien me dijo "no pienso separarme de ti toda la noche" valla forma se hacerlo noté mi sarcasmo.
-No hablemos de ellos, sino de como lograste salir de la manada- se detiene y siento como su mano comienza a ponerse sudorosa.
-Adina, que pensarías si te digiera que soy un cazador- lo miro sin entender ya que su aroma siempre ha sido de un lobo. Lo olfateo y en efecto su olor es al de un ¿cazador?
-¿Pero cómo es posible?- cuestionó.
-Es una larga historia que muy pronto sabrás.
...............
Nos encontramos sentados en la sala de su apartamento, el silencio es nuestra única compañía. Ninguno de los dos a articulado una palabra, pero la curiosidad me gana así que me armo de valor para hablar.
-Y bien Milo, como entraste a la manada sin pasar de desapercibido por el Alpha- digo con la mirada desviada, no le tengo miedo debido a vivo con uno también.
-En los cazadores también hay diferentes grupos pero ya no son unidos como los licántropos, cada uno busca su propio beneficio como quien atrapa más criaturas sobrenaturales- agacha la cabeza y suelto un suspiró- Mi padre era un hombre de cabeza dura hasta que un accidente lo cambió para peor, ese día mi madre lo acompañó, se encontraron con dos niños que mejor para un cazador cazar al hijo de un alpha y de un beta eso es ganarse la lotería.
Los recuerdos del pasado llegan de golpe a mi cabeza, eso no puede ser posible ese día solo Isacc y yo queríamos ver que había del otro lado del bosque.
-Mi madre se encaprichado en querer a ambos niños, ellos sin saber que estaban siendo espiados se fueron adentrando a lo más profundo del bosque, solo que no contaban que el líder supremo estuviera inspeccionando el lugar. Él al verlos comenzó alejarse pero se dio cuenta que no estaban solos y también se percató de mis padres, los niños se detuvieron al ver a los lobos como sabrás esas pequeños curiosos eran Isacc y tú.
No entiendo a dónde quieres llegar con todo eso, ahora que lo recuerdo nunca vi a esas personas que describí solo a esos lobos carroñeros.
-Todo paso muy rápido aquel día, los lobos los acorralaron pero al oír disparos salieron hullendo en eso mi madre aprovechó para ir detrás de ustedes pero el líder se apresuró y la detuvo solo que su objetivo era tan grande que no dudó en dispararle. Llegó a ustedes pero Isacc impidió que te agarrara, en eso mi padre lo tomó desprevenido golpeándolo con una piedra, tú gritabas y llorabas al verlo como se desangraba, mi padre no tuvo más remedio que golpearte también..
Lo abrazó, se que para el es duro contar lo que me sucedió años atrás pero la verdad lo que sucedió ese día los recuerdos son muy borrosos y unas cosas me son difíciles de asimilar.
-Milo, no sigas- trató de detenerlo al verlo de forma vulnerable.
-No, Adina porque gracias a mis padres tú perdiste la audición y por años te culpe por la muerte de mi madre cuando ella fue la única que se buscó su propia muerte. Lo que más rabia me daba fue haberme enamorado de ti, por eso siempre le metía malas ideas a Isacc sobre ti por celos veía en su mirada como te amaba pero luego de que Alexa pusiera los ojos en él deje de preocuparme y luego en la forma más despreciable en la que te trataba y ahora me arrepiento de todo el daño que he causado en tu vida.
Su confesión me deja sin palabras, no tenía idea que tan grave era. Para ser honesta nunca culpa a Isacc de ese día y menos a las personas que causaron aquel trágico accidente siempre pensé que eran azahares del destino por algo la diosa Luna me puso en ese preciso lugar pero gracias a eso me a llevado a conocer a personas maravillosas que me brindan su cariño y apoyo.
-No puedo culpar a tus padres Milo, se que lo que hacen es algo cruel pero por eso no los voy andar recriminando por haber quedado discapacitado. Ellos al parecer han pagado sus errores y tu te arrastras con ellos cuando en realidad no es así; en ti veo una persona diferente.
Besó su mejilla y sonrió tímidamente al verlo sonrojarse. Al parecer algunas personas se arrepienten y yo no soy nadie para juzgarlas de cierta forma veo que Milo quiere cambiar y yo estoy dispuesta ayudarlo aunque tarde meses o incluso años pero no pienso dejarlo solo en esta nueva etapa de su comienzo.
-Gracias Adina, no sabes lo valioso que son para mi tus palabras en estos momentos, puede que este podrido por dentro pero; sinceramente deseo que encuentres a alguien que sepa valorar la gran mujer que eres.
☆☆☆☆☆☆☆☆☆
¡Hola mis lind@s lectores! 🥰
En esta historia me pondré al corriente, estaré más activa con las actualizaciones, espero poder subir tres o dos capítulos a la semana.
Espero que les haya gustado el capítulo.Nos leemos pronto, besos ❤
KeylaIveth 🤗
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Prometo Recuperarte (Serie Prometo #1)
WerewolfAdina Pierce es una beta sorda, su vida se basó en humillación y tristeza, pensó que su mate la aceptaría. Pero no fue así. Para Isaac Campbell fue una maldición al tocarle como destinada una persona con discapacidad. La rechazó sin importarle el do...