CARTAS DE PROMESAS

725 64 7
                                    

POV ISAAC

Un año ha pasado y sigo sin tener una pista sobre el paradero de mi ángel. Por las noches sueño con que ha continuado con su vida y un hermoso vientre abultado se amolda en su cuerpo viéndola adorable. Fui un imbécil al dejarla ir, la vida me ha enseñado que nunca debo de humillar a las personas con discapacidad y de bajo rango.

Un día tuve la esperanza de por fin dar con ella, pero solo fue una pista incorrecta, Milo se suponía que me ayudaría y me salió con que se va con su prometida a Inglaterra. No pude enojarme, las veces que le he pedido ayuda nunca se a negado y ya es tiempo para que retome su vida con la mujer que ama. No niego sentir celos por él, muy pronto se casará y tendrá a sus hijos, ese debía también ser yo junto con Adina.

Las cosas en el reino están patas arribas, el consejo me llevo a juicio por no haber contraído matrimonio con una de sus nietas y no solo eso, una de ellas se las ingenió para infiltrarse en la mansión. Invento que le había robado su pureza y meses atrás armo un escandalo afirmando estar esperando un hijo mío.

Obviamente me negué, diciendo que desde que rechacé a mi pareja nunca volví a involucrarme con una mujer y con vergüenza admitir que el celo desapareció desde este lapso. Me tacharon de mentiroso, los únicos que me apoyaron fueron mi padre y sorprendentemente la familia Pierce.

Camino a la ventana y observo el reino. Cierro los ojos imaginando que ella está aquí a mi lado, abrazándola por atrás y diciéndole cuanto la amo. Abrí los ojos de golpe al sentir el aliento de alguien cerca de mi oreja. Me giro bruscamente, encontrándome con Katrina desnuda.

― ¿Cómo entraste a la mansión? ― pregunté molesto.

No obtengo respuesta de su parte, pero no soy muy tonto para saber que mi madre sigue con su absurda idea. Tendré que llegar a medidas drásticas de quien puede y no ser bienvenido al reino como en la mansión.

―Sera mejor que te vistas―ordenó ―. No puedo creer, que tu como mujer ni te respetas tantito. Ten un poco de dignidad tan siquiera.

Salgo de la oficina dejándola ahí. En estos momentos tengo otras prioridades más importantes para estar aguantando sus ridiculeces. Bajo por las escaleras, al pisar el último escalón puedo ver a mi madre de espaldas hablando por teléfono.

Aclaro la garganta para llamar su atención.

Se voltea y sonríe falsamente. Antes de que hable, me adelanto.

― No quiero que vuelvan a poner un pie en esta casa Katrina y tú.

Su cara muestra enfado, sabe que tiene prohibido la entrada, pero tal parece que sigue usando sus métodos de seducción.

―Te recuerdo que esta sigue siendo mi casa― dijo caminando a la cocina.

<<De verdad que esta mujer no entiende que ya no es nadie en esta casa>>pensé.

Llegamos a la cocina, le ordena a una empleada que le sirva una limonada.

―Sabes que mi padre no le gustara verte en la mansión― solté tangente.

Rodo los ojos y bebió de su limonada sin importarle lo que dije.

―Isaac, muy pronto volveré a ser la señora Campbell― dicho eso, se despidió dejando un beso en mi mejilla.

......

Como todas las noches, tomo asiento en el escritorio, saco una hoja en blanco y un bolígrafo para comenzar a escribir. Dejo que mis sentimientos salgan a flote y que cada palabra quedé impresa en esa hoja, donde libero emociones que aun me siguen afectando y algún día las leeré junto a mi ángel, riéndonos por aquellas absurdas cartas que he llevado escribiendo desde su partida.

Prometo Recuperarte (Serie Prometo #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora