C A P I T U L O 35

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Especial de San Valentín:

—No me explico cómo supo dónde vivo.

—¿Estás segura de que estas bien? ¿No te tocó? No me mientas.

—Yo estoy bien. Pero supongo que él se puso hielo por la cachetada que le di.— Sonreí forzadamente.— Sentí mucho miedo, Grisma.

—Y nosotras no estábamos aquí.— Se regañó a si misma.— Yo y mi depresión.

—No es tu culpa.— Le sonreí.— Todo esta bien. Solo espero que con esto se haya ido.

Se que no.

Nos quedamos en un silencio algo cómodo. Yo miraba mis manos, aun seguía temblando.

Y eso que ya han pasado 2 días desde qué pasó eso.

—Si....... Si te digo algo..... ¿No te vas a molestar?— Preguntó nerviosa.

¡¿Enserio tan mal carácter tengo?!

Negué con mi cabeza, ella abrió la boca para decir algo pero en ese momento la puerta se abrió dejando ver una figura masculina.

Miré a Grisma y con la mirada le dije "El perro" a lo que ella abrió los ojos como platos. Rápidamente escuchamos a Adonis bajar por las escaleras, Grismarie se levantó rápidamente del sofá para detenerlo.

Desde que Oscar apareció, Adonis ha estado el triple de sobre protector conmigo.

—Ven Adonis, vamos a dormir.— Grisma lo jaló desde su collar. Mi perro no le hacía caso, pues fulminaba  a Tae con la mirada.— ¡Adonis!— Pero el no respondía.

Me levanté de mi sofá y caminé hacia mi perro. Acaricié su cabeza para que se tranquilizara un poco.

—Adonis, ve con Grisma.— Le di un beso en su nariz.— Mami va a estar bien.— El soltó un gruñido sin dejar de mirar a Tae.— Ey, el no me hará nada...... Él es bueno.....—Miré a Tae.—Muy bueno. Ve con Grisma.

—Si, Adonis, ven con tu tía.

Finalmente, Adonis subió junto con Grisma hacia su cuarto dejándonos a Tae y a mí solos.

¿Como entró aquí? Si la puerta principal estaba cerrada y el portón también.

—Perdóname.— Dijo cortando el silencio que había entre nosotros.— Perdóname, por favor.— Se acercó rápidamente a mi para abrazarme de la cintura escondiendo su cabeza en mi cuello.— Perdóname, no te quiero perder por mis estupideces.

Al principio no respondía al abrazo, pues tenía la mente en blanco. Pero después levanté mis brazos y puse mis manos en su cintura sin abrazarlo. Al hacer eso, sentí mi cuello húmedo y Tae se separó de mi para mirarme a los ojos.

Sus ojos estaban cristalizados y sus mejillas estaban mojadas por las lágrimas que había soltado. Él me tomó de las manos y bajó la mirada.

—T-te prometí que no te iba hacer daño.....— Soltó un sollozo.— Pero hice todo lo contrario y te lastimé sin saber lo que estaba haciendo....... Me diste la oportunidad de estar contigo y demostrarte que yo de verdad estoy enamorado de ti, abriste tu corazón hacia mi con todo el miedo del mundo y aun así lo cagué todo. Casi nos matamos y todo por mis inseguridades y porque el coraje me tenia totalmente cegado. Dije cosas que te hirieron y eso jamás me lo perdonaré.... No quiero perderte, T/N.

Más lágrimas brotaban de sus ojos y él aún continuaba con la cabeza agachada y sollozando. De verdad estaba arrepentido de lo sucedido y aunque en ningún momento pensé terminar con él, porque sabía que era algo que se iba arreglar en cualquier momento, el vino hasta aquí arriesgándose de que yo no lo quisiera ver. Pero simplemente vino aceptando su error.

Tu mirada en mi  [Libro 1]  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora