C A P I T U L O 41

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La cabeza me duele a muerte.

No puedo dormir porque mañana sabré cual fue la calificación de mi examen y tampoco puedo dormir porque siento que el corazón se me subió a la cabeza. Miré mi celular el cual, estaba en la mesita de noche.

4:45am:

Casi 5 de la mañana y no puedo dormir nada.

Que bien.

Solté un largo suspiro y me giré para el otro lado de la cama. Me quedé viendo al sexy hombre que dormía plácidamente a mi lado. Sonreí al ver lo hermoso que se veía durmiendo.

Y esta vez, recordé todas las cosas que le dije cuando estaba borracha.

¿Por que le dije eso? ¿Por que tuve que beber? Mataré a Jimin.

Aunque...... El tiene que estar peor, se quedó en la fiesta después de que me fui.

—¿Qué haces despierta....?— Dijo mi novio aún con los ojos cerrados.

—¿Como sabes que estoy despierta?

—Desde hace rato estás muy inquieta.—Abrió los ojos.— Y tú respiración también.— Dijo con su voz ronca.—Deberías de estar dormida.

—Perdón si te desperté. No puedo dormir por los resultados del examen de mañana.— Acaricié levemente su mejilla.

—Debes descansar, mañana hay presentaciones y regresamos a Corea dentro de unos días.— Dijo con su voz grave y ronca.

Su voz embaraza a cualquiera.

—Los nervios no me dejan dormir y el dolor de cabeza ni hablar.

—Vamos.....

—M.m.

—No me hagas enojar.— Dijo susurrando de nuevo.

Esto se está pasando poniendo potente.

—No quiero.

—Oh.... Eres una niña muy desobediente.— Añadió.— Y por lo que veo.... También muy rebelde.— Susurró de nuevo.

—Estas bendiciendo mi oído con tu voz.— Reí.

—El rió.— Vamos....... ¿Oh es que..... acaso?......¿Quieres que te tome de la cintura para que duermas mejor?

Sip, mi oído está siendo bendecido.

Que nos siga hablando.

—Interesante.

—¿Eso es lo que quieres verdad? ¿Sabes que lo haré? Sabes que soy capaz. Así que tú decides.

—Últimamente estás muy pervertido, Kim.

—Es tú culpa por ser tan sexy.

—Como si tú no lo fueras.

—¿Pero que fue eso, señorita T/N?— Comencé a reír.— Quítese esos pensamientos sucios de esa hermosa mente.

—¿Ves? No sabes todo de mi.

—Oh, si lo sé. Que no te lo diga es otro caso.— Los dos sonreímos y nos quedamos en silencio mientras que nos mirábamos uno al otro. Tae extendió su mano para acariciar una de mis mejillas.— ¿Por qué eres tan hermosa?

—Negué.— No lo soy.

—Si lo eres, deja de decir eso. Sabes perfectamente que no me gusta que te digas eso a ti misma.— Me quedé callada mientras lo miraba.— Eres hermosa.

Tu mirada en mi  [Libro 1]  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora